Detectan drogas falsas contra la malaria
Jue Mar 13, 2008 7:28 pm
La investigación la llevó a cabo un equipo formado por científicos, autoridades sanitarias y miembros de INTERPOL. Participa un investigador argentino doctorado en Exactas. Los resultados se publicaron en PloS Medicine.
Un equipo formado por científicos, autoridades sanitarias y miembros de INTERPOL halló un alto porcentaje de drogas falsas contra la malaria, que carecían de principios activos, luego de analizar un total de 391 muestras provenientes de Vietnam, Camboya, China, Laos y Myanmar. No sólo se identificaron los ingredientes fraudulentos sino también el posible lugar de manufactura. En el grupo, cuyo trabajo fue publicado en PloS Medicine, participa un investigador argentino que desarrolló técnicas analíticas muy sensibles y de alta velocidad para clasificar los distintos tipos de drogas falsas.
“Al identificar los ingredientes, el análisis nos permitió determinar el daño potencial que estos medicamentos pueden producir. Además, los patrones de composición química de estos productos falsos permitió agruparlos por similitud, y estimar sus distintas rutas de distribución”, señala el doctor Facundo Fernández, doctorado en química en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, actualmente profesor en el Georgia Institute of Technology, en Atlanta, Estados Unidos. Fernández, junto a dos becarios de su laboratorio, se ocupó de los análisis de espectrometría de masa. Otros miembros del equipo realizaron otros estudios químicos, y el análisis del polen en las muestras.
La evidencia producida por varios métodos sugirió que parte de esas drogas provenía del sur de China, lo cual precipitó una investigación policial del gobierno de aquel país en colaboración con INTERPOL.
La malaria, el negocio de los falsificadores
Las drogas contra la malaria, enfermedad que causa en el mundo un millón de muertes al año, y pone en riesgo al 40 por ciento de la población mundial, se han convertido en blanco de los falsificadores. La malaria, o paludismo, es causada por parásitos del género Plasmodium, y transmitida por el mosquito Anopheles; la mayoría de los pacientes podría sobrevivir si tuviera acceso a medicación eficaz.
La droga más empleada en el sudeste asiático es el artesunato, un derivado de la artemisinina (muy eficaz contra la enfermedad). Dado que estos fármacos son relativamente costosos, se generó la demanda, entre los sectores más pobres, de versiones más económicas. Y desde 1998 comenzaron a encontrarse tabletas falsas, con graves consecuencias para los pacientes.
Según el líder del grupo de investigación, el doctor Paul Newton, especialista en medicina tropical de la Universidad de Oxford, Reino Unido, “como los sectores rurales pobres no figuran en las estadísticas, se desconoce la cifra precisa de mortandad a causa de las drogas falsas, pero las muertes ocurren”.
Pero estos productos también generan información falsa sobre resistencia a los fármacos, así como pérdidas económicas, destacó Newton desde Laos, donde reside en la actualidad.
Para realizar el estudio, las muestras fueron recolectadas, a lo largo de varios años, por voluntarios a los que se les pidió que compraran las drogas en farmacias y otros lugares de expendio. Newton luego las clasificó en genuinas y falsas en función de los envases y hologramas.
Luego, esos datos fueron contrastados con estudios químicos, combinados con el examen de esporas de polen atrapadas en el interior de las tabletas y la composición isotópica de los excipientes, que permitieron determinar el lugar de manufactura.
Identikit de los componentes
La técnica de espectrometría de masa empleada y desarrollada por Fernández para analizar las tabletas posee alta velocidad y sensibilidad, y no requiere disolver la muestra. “En un par de segundos se puede conocer la composición, lo que antes llevaba varias horas”, comenta el investigador, desde Atlanta, y agrega: “Con una extensión de la técnica, hemos logrado saber no sólo qué hay en la muestra, sino cuánto”.
Si bien el holograma del envase muchas veces es indicador de falsificación, el estudio químico y biológico es fundamental. Fernández explica: “Desde el punto de vista forense, el análisis permite conocer el origen de las muestras. Además, es necesario identificar los ingredientes para determinar las posibles consecuencias para salud. También encontramos componentes tóxicos, como el benceno, y compuestos cancerígenos”.
Se halló gran diversidad de sustancias peligrosas, como el cloramfenicol y la dipirona (prohibidos en la Unión Europea), que pueden afectar la médula ósea. “La composición cambia constantemente. Una semana atrás encontramos drogas antimálaricas falsas que contienen sildenafil, usado comúnmente en Viagra”, comenta Fernandez.
Los falsificadores van modificando las drogas con frecuencia para evadir los controles; por ejemplo, pueden incluir pequeñas cantidades del principio activo para que los exámenes den positivo. “Por ello siempre tenemos que desarrollar nuevos tests”, señala el investigador.
La evidencia disponible sugiere que la baja calidad de los fármacos es también un problema grave en África, el continente con más alta prevalencia de malaria.
Fernández destaca la colaboración entre científicos, médicos e instituciones con experiencia diversa, “un ejemplo típico en que el todo es más que las partes”.
Por su parte, Newton espera que este trabajo ayude a combatir la falsificación de drogas, pero advierte: “Se necesitan acciones coordinadas, desde las autoridades que deben supervisar el suministro de drogas, hasta la educación de los trabajadores de la salud y la provisión gratuita de drogas de calidad asegurada contra estas enfermedades del trópico, que pueden ser mortales”.
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