Dom Oct 05, 2008 12:51 pm
En la entrada anterior se habló acerca de toda la parafernalia que la prensa utiliza para vender más. Los escándalos de la farándula, y la violencia en cualquiera de sus expresiones atrae el interés del público, y la consume con el afán de saciar su morbosidad. Sin embargo, hay casos en que esa misma prensa, muy aparte de todo lo que muestra, hace cosas justas, y eso se engrandece cuando es a favor de personas indefensas.
Eso fue lo que ocurrió esta semana. Keyla y Frank son una pareja de sordomudos que quisieron casarse sin importar sus limitaciones físicas, pues consideraban que su amor podía más que cualquier barrera del destino. Entonces, muy animados, fueron a la municipalidad de su distrito a pedir informes, pero grande fue su sorpresa cuando un funcionario encargado del área, les dijo que ellos no podían casarse, que por ley estaba prohibido el matrimonio civil entre dos personas discapacitadas, quebrándoles así la ilusión de formar un hogar reconocido por la sociedad.
Gracias a la ayuda de sus familiares, ellos denunciaron este tipo de discriminación en los medios de comunicación, pues sabían que si bien en el Código Civil está estipulada la prohibición del matrimonio entre dos personas limitadas física y mentalmente, no se allana cuando estas pueden expresar, de alguna manera, sus sentimientos y el compromiso de formar una familia. Y eso, en ellos, se veía en todo momento.
Así, la prensa hizo eco del deseo frustrado de dos personas, capaces de demostrar su amor, pero que por la ignorancia de un burócrata, no podían ver realizado su sueño como pareja amparada por la ley.
Rápidamente ese funcionario fue sacado de su puesto de trabajo, y los altos mandos reconocieron su error. Keyla y Frank ahora sí podían casarse, ellos habían superado todos los obstáculos puestos en su camino. Su deseo por fin se haría realidad.
Como no podía ser de otra manera, la opinión pública se sensibilizó con su caso, y muchos se ofrecían como padrinos. Los dos, que trabajaban en un taller textil, y eran de condición humilde, soñaban con una boda sencilla, sin ningún lujo de por medio. Pero todo ya estaba planeado, el vestido de Keyla, el traje de Frank, los anillos, la torta, el carruaje, y la luna de miel habían sido cubiertos por empresarios que se solidarizaron con la pareja, y querían ser parte de su historia de amor.
La noche del viernes fue el día pactado. Keyla y Frank se dieron el sí como una muestra de amor, y de paso, enseñándonos que por más de tener limitaciones de cualquier tipo, se pueden alcanzar las metas trazadas. La suya en un principio fue casarse, y lo lograron. Nosotros, que nos quejamos por problemas minúsculos, teniendo todo para superarlos, nos quedamos con los brazos cruzados. Su historia es para tenerla siempre presente. Y la prensa al fin se hizo una buena.
Saludos.
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