Dom May 04, 2008 1:48 pm

Domingo 4 de mayo: 00:10 am.

Hace dos horas que acabé de cenar. Mamá ya subió a dormir y luego me llama desde su cuarto. Subo y después llama a mi otro hermano. Echada en la cama, abrigada, nos dice una noticia que nos sacó del cuadro: que nuestra hermana estaba embarazada.

No tuve ninguna reacción en ese momento. No atiné a decir nada. Lo único que estaba en mi mente era el rostro de ella, sólo eso. Luego le pregunté su tiempo de gestación, y si su novio –intuyo que próximamente esposo- se había hecho responsable. Me respondió dos meses, y que sí. Respiré.

Pasó un ratito y sonreí. Le pregunté si ella tenía pensado regresar de Buenos Aires a Lima y me dijo que recién iban a conversar, que lo más probable era que venga en diciembre.

Luego un blablabla... con muchas pausas muy silenciosas.

Ahorita estoy entre el asombro y la emoción. No sé, me da emoción y alegría que mi única hermana vaya a tener un hijo, soy de encariñarme mucho con los recién nacidos y ya me veo cargándolo(a) y haciéndole mimos, eso de hecho, pero también es mi asombro porque tan sólo al pensar que ella, la chiquilla, a la que le ponía al día en sus cuadernos por estar atrasada, y a la que le lustraba los zapatos del uniforme porque ella, muy campante, se quedaba dormida, me va hacer tío por tercera vez.

Desde ya pienso que la llegada de un bebe, en cierto casos, despierta alegría. Se siente esa emoción que habrá alguien más a quien llamar por su nombre o apodo. La emoción de cargarlo, y sobretodo la emoción de dar amor y cariño a alguien más. Pero también esta ese sentido de responsabilidad que se tiene que asumir desde ahora, sobretodo de parte de ella y la de su pareja.

Ya la veo y me veo teniéndolo entre mis brazos. Esta noticia me ha emocionado en este año que parecía ser frío.

Saludos.