Dom Mar 27, 2011 4:40 pm
[ Categoria: Cocina ]
Últimamente (no sé si como defensa ante la carga de trabajo) me ha dado por cocinar en demasía.
Y no digo que esté engordando, no. Al contrario: estoy a dieta y ya bajé parte () de lo que brutalmente subí cuando ingresé a mi chamba. Porque de verdad es un abuso, fueron ocho kilogramos. Y no soy la única: todas las personas suben de peso cuando entran ahí. Hay mano negra, que no me vengan...
Pero bueno. Ahorita estoy en plan de repostera.
El otro día, encontré una receta que me volvió loca. Y no sólo a mí. También a mi familia. Descubrí que algo sin alas puede volar... pero hacia el estómago de una persona. Un molde de pie quedó con tan sólo una tercera parte en menos de quince minutos. Y querían más. Yo no podía entenderlo y sólo pude reír. Cabe añadir que mi padre había dicho que "un pie de lima sería incomible" (pero era quien tenía el pedazo más grandote).
Me acordé de la vez que les hice el pastel de queso con toronja y me vieron con cara de "" hasta que lo probaron y luego no dejaron nada para el otro día.
Creo que definitivamente me está haciendo daño la coordinación de la maestría. Ver a los estudiantes como "los hijos" y llegar a hornear definitivamente no es lo más sano... pero sí es terapéutico (en sentido creativo, al menos). Y más cuando quieres arrojar esas creaciones a los rostros.
Además, voy descubriendo en la repostería las recetas que más me interesaban: hoy, al hacer cuadritos de limón y avena, por accidente encontré la del pastel de limón de una pastelería muy especial de mi ciudad que quería secuestrar desde hace unos *hace cuentas* seis o siete años. Sencillísimo: masa quebrada, el relleno de mis cuadritos, merengue y un ligerísimo toque de caramelo (hebra fuerte) sobre el merengue. Et voilá!
Caray, empiezo a entender un poco a Julie (Julie&Julia). ¿Quién no querría llegar a cocinar - y cocinar a lo grande - después de un día mortal en la oficina?
Edit: Aunque también hay días en los que no importa nada, más que llegar a comer una ensalada...
Y no digo que esté engordando, no. Al contrario: estoy a dieta y ya bajé parte () de lo que brutalmente subí cuando ingresé a mi chamba. Porque de verdad es un abuso, fueron ocho kilogramos. Y no soy la única: todas las personas suben de peso cuando entran ahí. Hay mano negra, que no me vengan...
Pero bueno. Ahorita estoy en plan de repostera.
El otro día, encontré una receta que me volvió loca. Y no sólo a mí. También a mi familia. Descubrí que algo sin alas puede volar... pero hacia el estómago de una persona. Un molde de pie quedó con tan sólo una tercera parte en menos de quince minutos. Y querían más. Yo no podía entenderlo y sólo pude reír. Cabe añadir que mi padre había dicho que "un pie de lima sería incomible" (pero era quien tenía el pedazo más grandote).
Me acordé de la vez que les hice el pastel de queso con toronja y me vieron con cara de "" hasta que lo probaron y luego no dejaron nada para el otro día.
Creo que definitivamente me está haciendo daño la coordinación de la maestría. Ver a los estudiantes como "los hijos" y llegar a hornear definitivamente no es lo más sano... pero sí es terapéutico (en sentido creativo, al menos). Y más cuando quieres arrojar esas creaciones a los rostros.
Además, voy descubriendo en la repostería las recetas que más me interesaban: hoy, al hacer cuadritos de limón y avena, por accidente encontré la del pastel de limón de una pastelería muy especial de mi ciudad que quería secuestrar desde hace unos *hace cuentas* seis o siete años. Sencillísimo: masa quebrada, el relleno de mis cuadritos, merengue y un ligerísimo toque de caramelo (hebra fuerte) sobre el merengue. Et voilá!
Caray, empiezo a entender un poco a Julie (Julie&Julia). ¿Quién no querría llegar a cocinar - y cocinar a lo grande - después de un día mortal en la oficina?
Edit: Aunque también hay días en los que no importa nada, más que llegar a comer una ensalada...
Publicado por: PollyPlummer
Papeles (Dejar mas trastos)