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La gran aventura



 
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Narnia, un Reino Olvido
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MensajePublicado: Mar Abr 19, 2011 2:27 pm    Asunto: La gran aventura Responder citando

Índice.
Argumento.
Prólogo.
I-El aletiómetro; la Brújula Dorada.
II-El niño que no crece.
III-Los Reyes de Terabithia.
IV-La vara de Aslan.
V-El príncipe Caspían y El viajero del Alba.
VI-El inicio de la Gran Aventura.
VII-Leslie estuvo en Terebinthia.
VIII-La isla del Dragón y las aguas de oro.
IX-La maldición del dragón y el poder de la vara.
X-La isla embrujada.
XI-El mago invisible y el diario de Spiderwick.
XII- El fin de la Gran Aventura.


Argumento.
Esta es una historia donde hago aparecer en una sóla historia a varios personajes de distintos libros, como de la heptalogía de C.S. Lewis, ¨Las crónicas de Narnia¨, de la trilogía de Phillip Pullman ¨La materia oscura¨, el libro de J.M. Barrie ¨Peter Pan¨, el libro ¨Un puente hacia Terabithia¨ de Katherine Paterson y ¨Las crónicas de Spiderwick¨ de Tony DiTerlizzi y Holly Black.
Sólo he escrito algo que sentí que era debido de escribir y contar. Aunque las historias y sus escritores son diferentes, y que una no tiene que ver nada con la otra, siento que eso las hace una sola.
Esta historia parte toda lógica de los cuentos previos y continuos de la heptalogía de Lewis, y las continuaciones del primer libro de la trilogía La materia oscura de Pullman.



Prólogo.
Aslan.
Es un león parlante, rey de las bestias, e hijo del Emperador Allende de los Mares. Además de ser sabio y compasivo, es una autoridad mágica (tanto temporal como espiritual); es el misterioso y amado guía para los niños humanos que lo visitan (en Narnia); es el guardián y salvador de Narnia, y en última instancia, es el creador de este mundo mágico.
El Bosque entre los mundos.
Los mundos paralelos, son dimensiones anexas a este mundo. Y existe una puerta para entrar a cada uno de ellos. Estas puertas tienen forma de fosas o pozos de agua, y se encuentran en un bosque místico llamado el Bosque entre los mundos. Para entrar a dicho bosque hay que utilizar magia, y muy profunda.
El aletiómetro.
El aletiómetro o la Brújula Dorada, llamado el instrumento de la verdad, es un aparato en forma circular, de muy escasa fabricación, muy parecido a un reloj de cadena, pero más grande; posee cuatro manecillas, de las cuales el operador puede mover tres por medio de perillas y la cuarta posee movimiento propio, siendo de un metal distinto a las demás. En el lugar donde los relojes llevan los números, este aparato lleva 36 dibujos (ancla, delfín, elefante, columna, casco, caballo, reloj de arena, etc...).
La guía de campo de Spiderwick.
La guía de campo de Spiderwick, es un cuaderno escrito por el Prof. Arthur Spiderwick, donde revela los misterios de las criaturas desconocidas que habitan su mundo, explica como identificar a las seres mágicos y como protegerse de ellos… seres creados por las mentes de personas con el poder de crear al mantener la mente abierta. Allí escribe las debilidades de todas estás criaturas y hechizos muy poderosos, lo que lo hace tan importante para magos y hechiceros.
Los creacionistas.
Son personas con la habilidad de crear cualquier cosa con solo mantener abierta la mente, que viven en un mundo paralelo donde ellos no son muy abundantes y de los pocos que son una gran parte son estudiados por los científicos.







I-El aletiómetro; la Brújula Dorada.
Iorek Byrnison (el Oso Polar), Rey de Svalbard –tierra de los osos polares acorazados de un mundo paralelo-, con su armadura puesta –una coraza de hierro celeste o metal de estrella- corría con Lyra sobre su lomo por el frío suelo de nieve del Polo Norte, (ella llevaba a su daimonion Pantalaimon en su abrigo, transformado en un pequeño ratoncito). La Aurora Boreal brillaba más que nunca, por que la luz de la luna llena le daba en lleno. Iorek se paró y juntos (él y Lyra) vieron como en la Aurora se reflejaba un bosque, y un árbol de manzanas era lo que se veía más cerca. Y un rugido como de un León se escucho de aquel lado, así que Iorek corrió hacia atrás, y volvió a correr para adelante, tomó impulso, dando un salto, tan alto -parecía volar-, que llegaron a la Aurora y la atravesaron, pero al caer al suelo ya no era nieve lo que pisaba Iorek, estaban en un mundo donde no hacia frío, sino, que, un calido ambiente los envolvía, se encontraban en Narnia, durante la era de Oro, en el primer año del reinado de los dos hijos de Adán y las dos hijas de Eva.

̶ ¡Hola viejo amigo! ¡Hola pequeña Lyra! ̶. Saludó Aslan, quien salió de detrás del árbol de manzanas ̶ Juntos de nuevo Iorek.
̶ Espera, ¿cómo es que sabes mi nombre? ̶ No le contestó, pero sonrío.
̶ Así es Aslan ̶. Afirmó Iorek ̶ El destino nos reunió nuevamente.
̶ ¿Aslan? Me gusta ese nombre ̶. Halagó Lyra.
̶ ¿Verdad qué es lindo? ̶ preguntó Lucy, saliendo de detrás del árbol (de manzanas), vestida como Reina que es y con su corona ̶ Mi nombre es Lucy Pevensie. Reina de Narnia.
̶ El mío es Lyra ̶. Dijo ella ̶ Iorek, ¿dónde estamos?
̶ En Narnia ̶ le contestó Lucy.
̶ ¿Narnia? ̶ preguntó Pantalaimon, saliendo del abrigo de Lyra y convirtiéndose en un gato ̶ Acaso, ¿todos los nombres aquí son tan lindos?
̶ Claro que sí gatito, el mío es Rípichip ̶ contestó el atrevido ratón, cayendo de entre las ramas del árbol de manzanas y apuntándole con su espadita al daimonion.
̶ Baja tu espadita pequeño ̶, dijo Iorek ̶ no le gustan las ratas.
̶ Entonces nos llevaremos bien ̶. Dijo Rípichip y Lyra y Lucy se rieron.
̶ Tu nombre no es lindo, pero es raro y me gusta ̶. Dijo Pantalaimon.
̶ ¡Presumido! ̶ insultó Rípichip.
̶ También puedo ser un ratoncito, un perrito, un pajarito hasta un hurón. Cambio de forma ̶. Dijo Pantalaimon.
̶ Te verías mejor de ratón, y no es por que soy uno. O de perro, me agradarías más.
̶ ¿Está aquí? ̶ preguntó Aslan a Iorek.
̶ Lyra, muéstrale el aletiómetro ̶. Dijo Iorek.
̶ Está bien ̶. Dijo Lyra y lo sacó de su carterita y se la mostró a Aslan.
̶ Hazlo funcionar, pregúntale por donde vendrá el otro visitante, nos mostrará hacia donde debemos ir ̶. Dijo Aslan.
Lyra le dio vueltas a las tres agujas –la cuarta se movió por si misma- y comenzó a ver lo que le mostraba el aletiómetro.
̶ ¿Qué viste, Lyra? ̶ preguntó Aslan.
̶ Es como un castillo ̶, dijo Lyra ̶ y está como en una montaña frente al mar y es de noche. Un niño vestido de verde, ojos azules y con cabello rubio y disparatado (o grifado), salió de una estrella y volando lentamente aterrizó en un balcón del castillo.

Aslan y Iorek se vieron al rostro. Lucy subió al lomo de Aslan y Lyra al de Iorek, y partieron hasta Cair Paravel. Cuando pasaban cerca del mar, las sirenas saltaban y saludaban a Lyra.

̶ ¡Waoh! Son sirenas ̶. Luego volteó su cabeza y exclamó ̶ ¡Qué magnifico castillo, se vé mejor de cerca! ̶ Y Lucy le sonrió.
̶ Ese es el trono de los Reyes y Reinas de Narnia ̶. Dijo Aslan, mientras corría al lado de Iorek ̶ Es Cair Paravel.
Subieron al castillo y allí estaban Edmund, Susan y Tumnus, (los señores Castores se habían ido a su presa), Peter había salido a cazar al ciervo blanco que habia tratado de cazar desde que se convirtió Rey de Narnia.
̶ Lyra, ellos son mis hermanos Susan y él es Edmund Reyes de Narnia.
̶ ¡Mucho gusto, Señorita Lyra! ̶ saludó Edmund.
̶ ¡El gusto es mío, su alteza! ̶ dijo Lyra.
̶ ¡Eres muy bienvenida, si eres amiga de Lucy! ̶ dijo Susan.
̶ ¡Gracias! ̶ dijo Lyra.
̶ Y él es el sr. Tumnus, mi consejero real ̶. Dijo Lucy.
̶ ¡Hola Tumnus, es un gusto!
̶ ¡El placer es mío, señorita!
̶ ¿Y Pete, dónde está? ̶ preguntó Lucy.

Cae la tarde, Peter llega, pero, al parecer no tuvo suerte con el ciervo blanco. Se notaba que estaba algo enojado.
̶ Peter, ¿por qué traes esa cara? ̶ preguntó Lucy ̶ Al parecer no te fue bien con la caza del ciervo.
̶ Sí, tienes toda la razón. No tuve suerte ̶. Dijo Peter con el rostro de decepción.
̶ Ven, vamos a la sala. Quiero presentarte a tres amigos.

Fueron a la sala, allí estaban Lyra y su daimonion, Edmund, Susan, Rípichip y Tumnus. Aslan y Iorek habían salido.

̶ ¡Pete, ella es Lyra! ¡Lyra, él es Peter, el Gran Rey de Narnia, y mi hermano mayor!
̶ ¡Es un placer pequeña Lyra!
̶ ¡De nada, su majestad!
̶ Sólo dime Peter.
̶ ¡Está bien!
̶ ¿Quién es el ratoncito?
̶ Es mi daimonion ̶, dijo Lyra ̶ y no es un ratón, siempre cambia de forma, puede ser diferentes animales.
̶ Soy una porción de su alma externalizada en un cuerpo de animal cambiante (o zoomórfico), poseo la capacidad de cambiar de forma durante ella sea joven y al crecer, tomaré una forma definitiva ̶. Explicó Pantalaimon.
̶ ¡Eso es fantástico! ̶ dijo Edmund.
̶ ¿En dónde están Aslan y Iorek? ̶ preguntó Lucy.


II-El niño que no crece.
Habia llegado la noche y el frío arropaba el ambiente, Iorek y Aslan caminaban por la orilla del mar y la luna llena se reflejaba en el agua, y desde el balcón Lucy (con Rípichip en su hombro derecho), Tumnus, Lyra (y Pantalaimon vuelto en un pajarito), Susan, Edmund y Peter les miraban. Lucy preguntó:
̶ ¿Dónde estaban? Y ¿Qué estarán hablando?
̶ ¡Quisiera saberlo! ̶. Dijo Edmund.
̶ ¿Cuál será su plan? Por qué nos están reuniendo, esto es extraño ̶. Dijo Susan.

Aslan y Iorek subieron al balcón junto a los chicos y «Ya es hora» dijo Aslan. Subió su cabeza mirando al cielo, (a una estrella en particular, la segunda a la izquierda que brillaba más que todas las otras), y rugió muy fuerte. La estrella empezó a brillar tanto que los muchachos tuvieron que voltear el rostro para protegerse de la segadora luz. Y bajó volando ese joven que Lyra describió, y una luz color oro venía bajando junto con él, no tenía ninguna forma hasta que se fue acercando, mientras lo hacia se fue definiendo, y era un hada, vestida de verde y de pelo rubio, cubierta por una luz dorada, y él chico lentamente aterrizó en el balcón, con sus pies descalzos y sucios, y dijo presentándose:
̶ ¡Hola! Me llamo Peter Pan y ella es Campanita. Somos del país de Nunca Jamás.
̶ Otro Peter, ¡waoh! ̶ murmuró chistosamente Peter (el Gran Rey).
̶ Campanita, ¡es un bonito nombre! ̶ Dijo Lucy.
̶ ¡Bienvenidos a Narnia Peter y Campanita! ̶ dijo Aslan ̶. (Aslan habia ido anteriormente a Nunca Jamás por los pozos del bosque entre los mundos y allí conoció a Peter Pan).
̶ Aslan ̶ dijo Peter Pan, dándole un abrazo al León.
̶ Muchacho, estás muy joven, nunca cambias. Chicos él es Peter Pan, el niño que no crece ̶. Dijo Aslan ̶ Peter, quiero presentarte a algunos de mis elegidos y amigos. Él es Iorek Byrnison, Rey de Svalbard, y un gran amigo; ella es Lyra, amiga de Iorek y de Narnia; él es el Gran Rey Peter y ellos son Lucy, Edmund y Susan, Reyes y Reinas de Narnia, estos son el pequeño es Pantalaimon y Rípichip, y este es Tumnus.
̶ ¡Es un placer conocerles! ̶ dijo Peter Pan portándose.
̶ Mañana temprano saldremos a buscar a los últimos visitantes para que empiece su gran aventura ̶. Dijo Aslan.

Todos fueron a sus camas, menos Aslan e Iorek, quienes salieron del castillo, y caminando en la orilla del mar, desaparecieron entre el horizonte. Lyra sólo pudo decir de su habitación «Si esta es la aposento de un invitado, no me imagino la de los Reyes y Reinas».
Y Peter Pan volaba dentro de todo el castillo (sin hacer ruido).

III-Los Reyes de Terabithia.
̶ Jesse y May Belle Aarons, así se llaman los próximos niños ̶, dijo Lyra después de ver lo que le mostró el aletiómetro a la mañana siguiente ̶ y están en un bosque lleno de fosas de agua.
̶ Ese lugar es el bosque entre los mundos ̶. Dijo Iorek.
̶ ¿Y dónde queda? ̶ preguntó Lyra.
̶ No tenemos que ir lejos ̶ le contestó Aslan.

Caminaron hasta uno de los cuartos del castillo, en la puerta de esta Aslan rugió y dijo «Ábrela Lyra», y al hacerlo, del otro lado no estaba lo que debería estar –un cuarto de almacenamiento-, habia un bosque, el bosque entre los mundos. Donde los árboles crecían uno al lado del otro y eran muy frondosos y no permitían ver el cielo. La luz que bajaba de entre las hojas era verde; el sol de aquel lugar debe haber sido fortísimo, ya que esta luz era muy brillante y cálida. Era el bosque más silencioso que puedas imaginarte, por que no habia ave que cantara, ni insectos que susurraran, ni animales que rugieran ni maullaran o ladraran. Y había docenas de pozos… un pozo a cada ciertos metros, y cada uno tenía el ancho de unos tres metros. Entraron todos, Aslan, Iorek, Lucy, Tumnus y Rípichip, Lyra y Pantalaimon, Peter Pan y Campanita, Edmund, Peter el Gran Rey, y Susan.

Aslan rugió en uno de los pozos de agua y de allí dentro salieron Jess y su pequeña hermanita May Belle (tenían puestas sus coronas. El agua del pozo no los mojó, estaban completamente secos).
̶ Eres más grande en persona ̶, dijo Jess al ver a Aslan ̶ en el sueño te veías como un León de tamaño normal.
̶ ¿Dónde estamos Jess? ̶ preguntó May Belle.
̶ Estamos en Narnia ̶. Le contestó Jess ̶ Y él es Aslan, salúdalo May.
Lo abrazó y le dijo « ¡Hola, Aslan! » y con un «Hola pequeña» le saludó él.
̶ ¡Jess, May Belle ̶, dijo Aslan ̶ les presento a los Reyes y Reina de Narnia! Lucy, Peter, Susan y Edmund.
̶ ¡Es un honor! ̶ dijo Jess.
¡Reyes y Reinas, les presento a Jesse y May Belle, Rey y Reina de Terabithia, tierra hermana de Terebinthia!
Y ellos son Iorek, Rey de los osos polares de Svalbard, y ella es Lyra Lenguadeplata. Y él es Peter Pan, Rey de Nunca Jamás.
Jess y May Belle vienen de un mundo paralelo al de los Reyes y Reinas ̶, dijo Aslan ̶ un mundo dónde también son hijos de Adán e hijas de Eva, pero es un paralelismo avanzado, donde la ciencia sobresalen los límites. Un mundo donde existen personas con el poder de crear con sólo mantener la mente abierta a la imaginación. Y Jess y una amiga de él llamada Leslie, crearon un mundo mágico que Leslie llamó Terabithia, en honor a una isla de Narnia que ella habia visitado antes, Terebinthia.
̶ ¡Ya Leslie habia estado aquí antes! ̶ preguntó May Belle.
̶ Sí pequeña, y se divirtió mucho ̶. Contestó Aslan.
̶ Lástima que murió ̶, lamentó Jess ̶ le hubiera gustado volver.
̶ ¿Eso crees? ̶ preguntó Aslan a Jess sonriendo ̶ Hijo de Adán, tu gran amiga murió en carne, más en espíritu no, por que el espíritu y el alma son inmortales, nunca mueren, sólo se transforman. Y Leslie está aquí, en Narnia. Ella nunca cayó de la soga, en el bosque yo me le aparecí y le dije que ya era el tiempo de partir, tome su ser y con mis garras rompí la soga y dejé caer su cuerpo (para que pareciera un accidente, por qué si no pensarían que fue raptada y empezarían una búsqueda sin sentido), la traje a Narnia y le dí un nuevo cuerpo.
Su misión era hacerte saber cual era tu don, y cuando lo descubriste Leslie me dijo que cuando yo quisiera podía arrancarla de la tierra de Adán y Eva. Acaso crees que fue coincidencia que Leslie se mudara cerca de ti, y crees que fue coincidencia que se conocieran, por qué no es así, le dije a ella como todo debía pasar ̶. Explicó Aslan luego.
̶ No te creo Aslan ̶ dijo Jess ̶. Es un juego, ¿verdad?
̶ Yo no juego Jess, mis palabras son fieles y verdaderas.
̶ Quiero verla entonces.
̶ Dónde ella está, el que entra, nunca sale.
̶ Pues me quedaré allí con Les.
̶ No Jess ̶, exclamó May Belle ̶ acaso quieres matar a papá y a mamá de dolor, recuerda lo mal que estaban cuando creyeron que habías muerto junto a Leslie. No lo hagas.
̶ Está bien, no lo haré ̶ dijo con voz cerrada y ojos brillosos.
Lucy, Susan y Lyra lloraban al ver como los ojos de Jesse se aguaban.
̶ Ya casí es tiempo de partir ̶, dijo Iorek ̶ casí es tiempo de que comience su aventura.


IV-La vara de Aslan.
̶ ¿Qué te ha mostrado la Brújula dorada? ̶ preguntó Aslan ̶.
̶ Son tres, al parecer hermanos. Hay dos varones gemelos y la otra es una chica, mayor que ellos, y también hay un muy pequeño duendecillo.

Se quedaron junto al mismo pozo. Iorek entró su pata izquierda. Al sacarla, la mano de un niño lo sostenía, entonces lo sacó del pozo, y era Jared Grace con el cuaderno de campo de Spiderwick. Más atrás, salieron sus dos hermanos, Simon (con una mochila verde olivo) y Mallory, y Thimbletack, el duendecillo guardian del cuaderno, salieron totalmente secos.
̶ ¡Jared, te presento a tus nuevos amigos de aventuras! ̶ dijo Aslan.

Se presentaron unos a otros, después salieron por la puerta, que aun estaba abierta; se veía como suspendida en la nada, y se notaba lo largo del bosque a su alrededor, y al otro lado de ella se veía la habitación del castillo por donde entraron. Aslan les explicó que los hermanos Grace vienen del mismo mundo paralelo que los Reyes de Terabithia; y que las criaturas que describe el cuaderno de campo, fueron creadas por un antiguo grupo de indios con el poder de crear que tienen Jess y May Belle –y Mulgarath se creó de sus más grandes miedos-.
̶ ¿Trajiste contigo la piedra? ̶ preguntó Aslan ̶ Por qué sin ella no podrán empezar su gran aventura ̶ planteó luego ̶. Por que es uno de los artefactos mágicos que necesitarán.
̶ ¡Claro! Mírala aquí ̶. Dijo Jared, y la sacó de su bolsillo.
̶ Aslan, ahora sólo falta una vara de madera ̶ decía Iorek ̶, con ella podrán hacer cosas inimaginables en su travesía, su gran aventura.

Una vara de un metro setenta fue cortada de un frondoso árbol. Fue tallada por un fauno -dejó la parte de arriba esférica y la punta de abajo puntiaguda-. Iorek escribió con una garra, letras en escandinavo que decían «Los hijos e hijas de Adán y Eva tienen potestad de todo y sobre todos si confían en el poder que tiene la vara de Aslan», pero ninguno de los muchachos lo sabía –no podían hablar ni leer ese idioma.
Bajaron a la orilla del mar. Peter, el Gran Rey, enterró en la arena la vara e hicieron un círculo alrededor de esta. Iorek, parado en dos patas, puso sus garras delanteras sobre la vara, y Aslan dentro del círculo, sopló de su aliento a la vara, y las letras que tenía grabadas brillaron en una luz azul.
̶ Lucy, toma la vara ̶ dijo Aslan ̶. Confía en ella y harás grandes cosas. Tumnus, Peter y Edmund, cuiden a Lucy. Lyra, la brújula les indicará a donde deben ir. Jared, el diario de Spiderwick dice conjuros y muchas cosas más –de criaturas mágicas- que les servirá en su viaje. Simon, Mallory, la roca los hará ver lo que no se vé. Peter Pan, campanita es una luz. Ella no dejará que la oscuridad los haga perder. Y los demás, descubrirán su parte en la Gran Aventura durante la travesía.
Hasta aquí les pude ayudar. Ahora Iorek y yo debemos partir a hacer otras cosas. Y no teman, aunque no iré con ustedes, estaré junto a todos en su viaje. ¡Adiós!

Aslan caminaba junto a Iorek por la arena, todos los muchachos pestañearon unánimes-al mismo tiempo-, y el Oso Polar y el Gran León desaparecieron delante de ellos.
Y hasta donde se veía los confines del mar, un barco navegaba directo hacia las orillas, donde estaban ellos parados. La proa era dorada y tenía la forma de la cabeza de un dragón con las fauces totalmente abiertas. Poseía un único mástil y una vela cuadrada enorme de un intenso color púrpura, y los costados de la nave -lo que uno podía ver de ellos donde terminaban las alas doradas del dragón- eran verde.
Era evidente que el barco navegaba a toda vela con el viento a favor.


V-El príncipe Caspían y El viajero del Alba.
En un bote, que llevaba dos –botes- más amarrados de la cola, remaron hasta la orilla del mar, dos tripulantes del barco, que se presentaron ante los Reyes y Reinas, y los visitantes de los otros mundos diciendo:
̶ Yo soy el príncipe Caspían X, heredero y futuro Rey de Telmar.
Y éste es mi capitán Lord Drinian ̶. Y Susan le vió con mirada de agrado al joven y apuesto príncipe telmarino.
̶ ¿Y qué haces aquí, príncipe Caspían? ̶ preguntó Sue, con una profunda mirada al príncipe.
Él le sonrió y le contestó:
̶ Vine aquí, porqué, un enorme león llamado Aslan, se me apareció hace unos meses mientras cazaba en los bosques de Telmar, me llevó a las orillas del río Telmar, y allí estaba en el agua rugió muy fuerte, y del agua salió este grandioso barco, estaba completamente seco, y me dijo que éste día a esta hora debía estar aquí, en el páramo de Cair Paravel, trono de lo Reyes y Reinas de Narnia. Y llevar en este barco, a todos los que se encuentren a las orillas de las aguas.
̶ ¿Aslan te regaló ese barco? ̶ preguntó Tumnus.
̶ Sí, y me dijo que lo llamara el Viajero del Alba. Ahora vámonos. Suban a los botes, por favor.

Susan, Edmund, Jess y May Belle subieron al bote de Caspían y Drinian, y Ed notó como se miraban Sue y Caspían, y se sentía incomodo.
Lucy, Tumnus y Rípichip, Lyra y Pantalaimon, y Peter el Gran Rey subieron a uno y los hermanos Grace y Thimbletack abordaron el tercero, y Peter Pan voló junto a Campanita.
̶ ¿No sabes por qué Aslan te escogió? ̶ preguntó Susan a Caspían.
̶ Él me dijo que por mi humildad y bondad soy digno de estar en la Gran Aventura de los elegidos. Por que ha conocido príncipes que corrompen por su nivel de superioridad, más el ha visto que en mi corazón no hay vanidad ni sed de poder, sino, sed de ayudar a mi pueblo ̶ dijo Caspían, mientras se imaginaba ese momento ̶.

Remaron hasta el viajero del Alba, un minotauro lanzó una escalera -de maderas y sogas- por donde subieron al barco. Pan aterrizó suavemente sobre el piso de madera de viajero del Alba y dijo «Éste barco me recuerda a la Carabela de un viejo pirata muy amigo mío»
« ¡Ay Garfio! » ̶. Suspiró luego.

Caspian les mostró entonces el barco, aunque ya habían visto gran parte de él. Subieron al castillo de proa y vieron al vigía de pie en una pequeña plataforma en el interior del cuello del dragón dorado, atisbando por las fauces abiertas. Dentro del castillo de proa se hallaba la cocina de la nave y las dependencias de miembros de la tripulación tales como el contramaestre, el carpintero, el cocinero y el maestro arquero. Si consideras curioso que la cocina esté en la proa e imaginas el humo de su chimenea flotando hacia atrás por encima del barco, es debido a que piensas en los buques de vapor, donde el viento siempre sopla de proa. En un barco de vela el viento sopla por detrás, y cualquier cosa que huela se coloca tan al frente como sea posible. Los hicieron subir a la cofa militar, y al principio resultó un tanto alarmante balancearse de un lado a otro allí arriba y ver la cubierta tan pequeña y lejana a sus pies. Uno se daba cuenta de que, si caía, no existía ninguna razón concreta por la que tuviera que caer sobre la cubierta y no en el mar. A continuación los llevaron a la toldilla de popa, donde Rhince –quien era el piloto- estaba de guardia con otro hombre junto a la enorme caña del timón, y detrás de ésta se alzaba la cola del dragón, cubierta de pintura dorada. Formando un semicírculo, en su parte interior había un banco pequeño.

Aslan no le dio a Caspían, ni mapa ni indicaciones de hacia donde debían ir en su travesía. Pero Lyra le explicó que ella tenía el mapa, un mapa que sólo ella podía leer.
̶ ¿Cómo que sólo tú puedes leerlo? ̶ preguntó Caspían.
̶ Míralo ̶ dijo Lyra sacándolo de su carterita ̶.
̶ Pero eso no es un mapa, es una brújula ̶ dijo Caspían confundido.
̶ No, no es una brújula, es un aletiómetro ̶ explicó Lyra ̶. Es un artefacto que me permite saber el pasado, el futuro y hasta el mismo presente, también puede responderme a cualquier pregunta. Aslan me dijo que él nos indicaría el camino de la Gran Aventura.
̶ Pues hazlo funcionar, para así empezar la travesía ̶. Dijo Drinian.
Y dándole vueltas a las agujas y preguntó hacia donde deben ir y el nombre del lugar, y entre un dorado polvo avistó una isla.
̶ Es una isla, y queda hacia allá ̶ indicó con el dedo hacia el frente ̶. Se llama Galma.
̶ Vamos hacia el frente caballeros ̶, gritó Caspían ̶ a la isla de Galma.
̶ Ya escucharon ̶. Gritó Drinian ̶ Vamos a Galma.
Navegaron al este de Cair Paravel –en esa dirección se encontraba Galma-, y en camino a la isla les arropó la noche en medio del mar.
̶ Tendremos que dormir aquí, en medio del mar. Partiremos al amanecer ̶ avisó Drinian al príncipe Caspian y a los muchachos.
Soltaron el ancla y todos –menos el minotauro, quien se quedó vigilando- se durmieron. Rípichip durmió en el mástil, para vigilar desde arriba.



VI-El inicio de la Gran Aventura.
Al amanecer, subieron el ancla y emprendieron la corta travesía que quedaba desde donde están hasta Galma.
Primer día.
Allí en el puerto, zarparían por dos días, hasta que el viento estuviese a favor. Desde el primer fueron muy bien recibidos por el Duque. El Duque les prestó caballos y pudieron ir a los bosques de la isla, para conocer el lugar y reunir frutas para su travesía.
Segundo día.
Lucy (con la vara de Aslan en mano y una canasta) y Lyra –con Pantalaimon transformado en un gato, que caminaba junto al pequeño Rípichip- miraban como caminaban y hablaban mientras recogían frutas entre el bosque Susan y Caspían, y conversaron sobre el cambio hormonal de las personas mientras crecen.
̶ No sé si seré así cuando crezca, pero no quisiera serlo ̶. Dijo Lu ̶ No es nada malo, pero es raro. Antes Su no era de esa manera. Los chicos si se enamoraban de ella, pero no les hacia caso.
̶ Creo que un vez llegué a sentir algo como eso con un amigo ̶, dijo Lyra ̶ y sí es algo raro. ¿Nunca los has sentido?
̶ No, y no quiero sentirlo. Siempre he soñado ser una niña, pero he comenzado a crecer.

Caminaron adentrándose a lo más profundo del bosque de Galma. Hasta que se hallaron al frente de una cueva de gris piedra –de grande boca de entrada, una oscuridad que no permitía ver más allá-.
̶ Ya, no pasemos de aquí ̶ dijo Lucy ̶, podría ser peligroso.
̶ No, veamos que hay dentro ̶ dijo Lyra ̶, exploremos el lugar.
̶ Es que tengo un mal presentimiento de este lugar. Vámonos.
Lyra lanzó una piedra puntiaguda a la cueva, y de adentro de esta se escuchó un grito entre agudo y fino que parecía de un ave gigantesca y el rugido de un león. Pantalaimon se asustó y le dijo:
̶ Lyra, salgamos de aquí.
̶ Sí, salgamos.
Entre la oscuridad de la cueva, vieron dos ojos amarillos que brillaban allí dentro, sacó su cabeza y era un basilisco –con muchos pequeños cuernos en toda su cabeza-. Corrieron, pero Lucy tropezó y Lyra tuvo que detenerse a ayudarla a pararse. Y fue cuando Lucy tiró un fino grito –que creo que se escuchó en toda la isla-, Rípichip saltó sobre la cabeza de la monstruosa serpiente, clavando su espadita en uno de los ojos del monstruo.
̶ Lucy ̶ exclamó Peter desde donde se encontraba al oír el grito ̶.
Corrieron todos hasta el lugar del que provino, Caspían desenvainó su espada y se lazó a la batalla con el basilisco. Peter Pan voló sacando su daga, atacando al monstruo. Pelearon con la serpiente hasta que Peter (el Gran Rey), notó que su espada brillaba con una luz azul profunda, y entró a la batalla con la bestia. Y con una gran fuerza dio salto que parecía que volaba, cayendo sobre su cabeza del monstruo, la atravesó con su espada, y la luz que brotaba de ella, se consumió en al basilisco, y la piel de éste se empezó como a quemar y solamente quedaron sus huesos –un gigantesco esqueleto de unos cinco metros de largo-.
̶ ¿Por qué no usaste la vara? ̶ preguntó Peter gritándole a Lu ̶ ¿Por que te adentraste tanto al bosque?
̶ No me grites, se me olvidó la estúpida vara, y si hubiese sabido que en el bosque habia una serpiente gigantesca, ¿crees qué hubiera entrado a sus profundidades? ̶ exclamó Lucy, parándose y corriendo del lugar.
̶ Lucy, ¿estás bien? ̶ preguntó Lyra, quien la persiguió cuando ella corrió del bosque.
̶ Sí, solo me enojé por que Pete me gritó.
̶ Ya partiremos. Debemos ir al barco ̶ dijo Susan ̶.
̶ Perdón Lu, es que creí que te había pasado algo, y me asusté y por eso te grité. ¡Perdóname!
̶ ¡Está bien! Vámonos ̶. Abordaron todos al viajero del Alba y comenzaron su viaje hacia Terebinthia.

VII-Leslie estuvo en Terebinthia.
Al tercer día después de abandonar Galma, llegaron a Terebinthia, donde zarparían por cuatro días, pero por un problema, tuvieron que esperar allí un día más.

Primer día.
Cuando llegaron, Jess notó, el parecido de la belleza natural de Terebinthia y Terabithia -las cascadas que caían de altas colinas, los ríos de agua cristalina, la variedad de raros y hermosos árboles, y otras cosas-, y fue cuando afirmó con lagrimas en sus ojos « ¡Leslie estuvo realmente aquí! », y lo dijo por qué vió que el parecido entre la isla y su mundo mágico no pudo ser coincidencia. Y fueron recibidos con agrado por el rey, quien cuando vió a Jess dijo « La última vez que Leslie visitó Terebinthia, me habló mucho de ti. ¿Eres Jess verdad? Ella te describió muy bien ».
̶ Sí, soy Jess ̶ le respondió él ̶.
Les fueron asignadas habitaciones en el castillo, -aunque no lo sabían, Aslan estuvo allí, y les preparó una sorpresa o una de las misiones de su travesía-.

Segundo día.
Una tormenta los atrapó en Terebinthia. Una, que por como se notaba en el cielo, duraría mucho. El total, no pudieron hacer nada más que estar encerrados en el castillo, hablando y planeando sus siguientes viajes.

Tercer día.
Al día tercero, la lluvia paró, pero el cielo aun estaba nublado y el mar agitado por lo vientos que azotaban de los cuatro puntos cardinales.
̶ Por Aslan, ¿cuándo parará la nublason? ̶ decía Caspían a Drinian ̶ Con el mar así, nunca saldremos de aquí, y nos atrasaremos en la travesía.
̶ Tengamos paciencia mi Señor. Parará en un día más, si mira bien, en el sur ya se está aclarando.

Cuarto día.
Al cuarto día, aun no se habia aclarado el cielo. Y mientras estaban en el castillo, el viajero del Alba era saqueado por piratas.
̶ Señor, señor ̶ pregonaba un vigilante del castillo ̶, el barco de los visitantes es saqueado por piratas.
Corrieron hasta el puerto Caspían, Peter, Drinian y unos diez hombres del rey. Y tuvieron una pequeña batalla, en la qué murieron dos de los hombres del rey terebinthio, y el viajero del Alba sufrió unos cuantos daños que le atrasaron el viaje un día más.

Quinto día.
Eran más de las ocho de la mañana. El viajero del Alba era reparado por los hombres de mantenimiento de los barcos terebinthios. Y el rey les daba a los aventureros un mensaje que les dejó Aslan.
̶ Aslan les dejó un acertijo, y dice así; « En la isla hay tres cuevas y una oculta una pista, las otras no ocultan nada, más te harán correr de prisa».
̶ ¿Qué te harán corre de prisa? ̶ dijo Edmund ̶. Eso es ridículo. Si no hay nada, ¿qué es lo que te hará correr?
̶ Aslan sabe lo que dice. Algo tramó ese león ̶ dijo Tumnus.

Se dividieron en tres grupos; Peter, Caspían, Drinian y el minotauro formaron el primero, Lucy (con su inseparable amigo Rípichip), Lyra y su daimonion, Susan, Edmund y Tumnus el segundo. Y Jared (con Thimbletack en su hombro), Simon, Mallory, May Bell, Jess y Peter Pan (con Campanita a su lado) el tercero.
Tomaron mapas de la isla, y se indicaron a que cueva iría cada grupo, y así partieron a su segunda aventura –de la cual sólo tenía un acertijo, y luego desconocían de qué se trataba-.
Los tres grupos estaban frente a sus asignadas cuevas; a Peter, Caspían y Drinian, les tocó una cueva tapada por una cortina de agua, una cascada que caía sobre un río de agua cristalina. La cueva era resbalosa y estaba llena de estalagmitas.
El grupo de Lucy y Edmund, se encontraron con una cueva, que tenía un parecido muy similar a la cueva del basilisco de la isla de Galma.
Y al grupo de los hermanos Grace, los hermanos Aarons y Peter Pan, caminaron hasta encontrarse con una cueva al pie de una montaña.

̶ Ed, enciende la antorcha. Está muy oscuro ̶ dijo Lu.
̶ ¡Está bien! ̶ dijo y encendió la antorcha.

Y mientras se adentraban, Peter y sus tres compañeros buscaron en toda la cueva, y no encontraron nada.
Los Grace y sus acompañantes entraron, con Campanita como antorcha que les alumbraba.
Un gruñir monstruoso se escuchó en la cueva, que asustó mucho a Lucy, Lyra y a Susan. Un gruñir rugido, que parecía venir de un ser gigantesco. Toda la cueva empezó a temblar, rocas caían, y asustados se agruparon. Susan sopló –o tocó- su cuerno y se escuchó en todo el bosque, llamando a los demás, haciéndolos correr de prisa.
Era un cíclope gigante, vestido de cuero de leopardo y con un mazo de madera enorme, de piel brillosa y peluda.
Con su gran boca abierta gritó a la cara de los asustados jóvenes, tirando una saliva espesa, que se veía pasando de diente a diente, con un mal aliento insoportable. Lucy enterró su daga encima del ojo del cíclope y todos corrieron hacia fuera para escapar de él. Destruyendo toda la cueva con su mazo, salió el enojado cíclope, llorando, tanto de dolor, como de que no quería asustarlos.
̶ Atrás, quédense atrás de nosotros ̶ dijo Pete apuntando con su espada al cíclope ̶.
̶ Pete, espera. No quiere hacernos daño, está llorando ̶ dijo Lucy ̶.
̶ Es cierto ̶ afirmó el gigante ̶ Sólo quería saludarlos. Esa es mi forma de saludar.
̶ Bueno amigo, aprende a saludar de otra forma ̶ dijo Ed ̶, por que así no se saluda, es la forma tradicional de asustar que usan los que son… como tú. Así grandotes.
̶ ¡Perdón por lo del ojo! Es que actué por miedo.
̶ Te perdono. Toma tu daga.
̶ ¿Y cuál es la pista que Aslan dejó? ̶ preguntó Caspían.
̶ El dijo: «Las aguas de oro el libro convertirán, y solo el mago sin sombra de nuevo a su material lo volverá, pero algo mágico deben llevar, por qué sino el libro no les devolverá».
̶ ¿Eso era todo? ̶ preguntó Mallory.
̶ Sí, pero me dijo que no es una pista, sino una advertencia –lo de pista lo dijo para que el acertijo rimara-.

Lucy sacó su gotero mágico, y dejó caer una gota en la herida que le causó al cíclope, y de inmediato sanó. Cuando daban la espalda para marcharse, el cíclope dijo a Jess:
̶ Toma Jess, Leslie te dejó esto, dijo que te quería mucho.
Y sin poder aguantar sus lágrimas lloró. Era aquel barco de papel, que tenía la cara de ella dibujada, aquel barquito que el tiró por el río
-donde estaba el puente hacia Terabithia- cuando ella murió.
May Belle le vió llorar y le dijo « Jess, ya no llores. Vámonos», «Vámonos May » le dijo él.
̶ Espera May Belle ̶, dijo el cíclope ̶ tengo que decirte algo.
Se bajó y le susurró algo al oído a la pequeña niñita.
̶ Pero no se lo digas a nadie, a su momento lo sabrás ̶ dijo luego el gigantesco ser a May Belle.
̶ ¡Está bien! ̶ dijo May con gestos en su rostro de confundida.

̶ ¡Gracias su majestad! Por darnos amparo en su isla ̶ agradeció Peter ̶.
̶ ¡Fue todo un placer, sus majestades y amigos! ¡Que les vaya bien en su viaje!
Y con el viajero del Alba como nuevo, partieron hacia el sur.


VIII-La isla del Dragón y las aguas de oro.
Luego de cuatro días en alta mar -en la mañana del cuarto día- llegaron a la Isla del Dragón, donde solo explorarían, y desde allí, ese mismo día, en la tarde, irían a las islas solitarias. De entre las mazmorras salía humo y el calor era tremendo. Descendieron y rodearon la pequeña abertura por la que el arroyo salía del lago, y se quedaron contemplando las profundas aguas enmarcadas por los elevados riscos. El suelo del estanque estaba formado por grandes piedras de color azul grisáceo y el agua era totalmente transparente. A decir verdad, el calor era tan fuerte que pensaron en bañarse. Lucy lanzó una piedra, y vió como al hundirse no tenía ya el color gris, sino que, brillaba mientras se hundía.
̶ Pete, hay algo raro en esa agua ̶ asistió Lucy. Tomó una la rama de una pequeña matita de hierba y la rozó en el agua del estanque, y la rama se volvió de oro.
̶ ¡Por Aslan! ̶ exclamó Peter ̶ ¡Qué agua es esta!
̶ Lucy aléjate de ese estanque, ahora ̶ exclamó Caspian ̶. Puede ser peligroso.

Y entre el cálido silencio que arropaba aquella isla, no muy lejos de ellos se escuchó un fuerte rugir, y no era el de Aslan. Un rugido monstruoso y salvaje.
̶ Peter, Caspían, será mejor si nos vamos de aquí ̶ dijo Edmund ̶.
̶ Será lo mejor, ¡Su majestad! ̶ insistió Drinian ̶.
Jared con la guía de campo en mano, sus hermanos, y Jess y May Belle, corrieron hasta encontrarse con los demás, allá, cerca del estanque, cuando tropezó, y la guía pareció volar sobre todos, cayendo en el estanque y convirtiéndose en oro.
̶ Oh Dios ̶ exclamó Simon con el rostro alargado.
̶ El libro, el libro ̶ repetía una y otra vez Thimbletack, al tiempo que se enfurecía, con su voz más aguda, tornándose su piel en verde, creciendo y engordándose más y rompiendo los botones de su camisita ̶ ¿Qué has hecho con el libro chiquillo? ̶ tronó fuertemente.
̶ Cálmate Thim ̶ le dijo Simon, dándole a tomar miel que traía en la mochila –la miel, ya que es lo único que calma la furia del pequeño duendecillo guardian-.
̶ Fue lo que advirtió Aslan en la pista de la cueva de Terebinthia ̶ resaltó Lucy.

Sacaron el libro, con dos varas muy rápidamente, las cuales se convirtieron en oro macizo. Edmund, Peter, Caspían, Jess, Jared y Simon y Peter Pan, fueron a explorar al centro de la isla, dejando a Drinian, al minotauro y a Rhince cuidando al Viajero del Alba y a las chicas. Llegaron a un lugar donde resbalaron por una pendiente cubierta de hierba y patinaron varios metros. Entonces se dijeron que aquello los había llevado demasiado hacia la izquierda, y mientras ascendían habían visto precipicios en aquel lado. Así pues volvieron a subir gateando, tan cerca como le pareció del lugar del que había partido, y reanudaron el descenso, desviándose hacia la derecha.
Después de eso las cosas parecieron ir mejor. Avanzaban con suma cautela, ya que no podían ver a más de un metro por delante de ellos, y a su alrededor reinaba un silencio total. Una gran sombra los arropó, y era la de un gigantesco dragón que volaba sobre ellos, y no pasan cinco segundos, cuando otro dragón más delgado que el anterior, los sobrevoló.

̶ Oh no. ¡Son dragones! ̶ dijo Jared en voz baja.
̶ Por algo se llama la isla del Dragón ̶ dijo sarcásticamente Jess.
̶ ¡No uses el sarcasmo conmigo!
̶ Uuuuuuuuuh, ¡que miedo!
̶ Hey chicos, ya tranquilícense por favor ̶ les gritó Edmund.

Luego miraron a sus espaldas, y a ambos lados del camino había oro y joyas preciosas amontonados –monedas, cálices, coronas, brazaletes, anillos, bandejas, perlas, rubíes, esmeraldas, diamantes, y todo tipo de joyas y utensilios de oro-, y había otro dragón, que salía de una cueva, era más viejo que los otros dos, flaco y de alas arrugadas, y con dos columnas de humo como de fuego extinguido, que salían de los orificios de su nariz (u hocico). No brotaba nada de fuego cuando éste intentaba lanzarlo de su enorme boca desde su garganta. La bestia parecía enferma, su rostro reflejaba aflicción y dolor. Se quedaron atónitos y sujetos firmemente sujetados a una de las paredes de tierra que estaban en todo el lugar. El animal se quedó de pronto inmóvil. Lentamente Caspían y Peter se acercaron al inmovible animal, y se dieron cuenta de que ya estaba muerto. Todos se maravillaron con el oro que había; sus ojos brillaban y sus bocas temblaban de emoción.
Jess vió a un esqueleto con ropa de pirata, que en su mano izquierda tenía un brazalete de oro puro, y con diamantes de colores, se lo quitó y se lo puso.

̶ ¡Con todo éste oro podría tener mi propio reino! ̶ envanecidamente dijo Edmund ̶ Y no tendría que soportar que tú, Peter seas el Gran Rey de Narnia.
̶ Acaso sientes celos Ed ̶ instó Peter ̶.
̶ No he dicho que tengo celos, ¡sólo que tendría mi reino! ̶ le gritó Ed en el rostro.
̶ ¡No me grites al rostro, soy mayor que tú!

Peter Pan se dio cuenta de que el oro era una trampa que hacia pelear a quienes lo encontraban, para que muriesen allí peleando por él. Desde el aire vió más esqueletos en todo el lugar. Jared y Simon, peleaban por una hermosa corona y Caspían sostenía todo el oro que podía en sus manos.
Piteó fuertemente, haciendo entrar en razón a los chicos.
̶ Ya paren, no se dan cuenta que es una trampa.
̶ Es cierto ̶ reafirmó Caspían sacudiendo la cabeza.
̶ Vámonos de aquí, no me gusta el lugar ̶ dijo Jess.
̶ Vámonos ̶ repitió Jared.

Subieron a gatas por la pendiente. Estaba oscuro cuando llegaron a la orilla del mar.
̶ Por fin llegaron ̶ exclamó Susan abrazando a Caspían primero.
̶ Me tenían asustada ̶ dijo Lucy.
̶ ¡Jess! ̶ exclamó.
̶ Tendremos que pasar la noche aquí su majestad ̶ asistió Rhince.
̶ No podemos zarpar a estas horas ̶ impuso Drinian ̶. Nos quedaremos en aquella cueva ̶ dijo luego indicando a la derecha.


IX-La maldición del dragón y el poder de la vara.
Prepararon casas de campaña dentro de la cueva y allí durmieron. La luz de la luna llena daba a la entrada de la cueva. El brazalete de Jess brillaba, y entre el sueño se quejaba y gemía. Despertó y sin hacer ruido salió de la cueva y corrió hacia la playa. Al amanecer todos se levantaron muy temprano, y May Belle lloraba por qué desde que se despertó no había visto a Jess.
«Jess, ¿dónde estás?» gritaban todos, mientras lo buscaban desde los principio de la isla.
May Belle, Susan, Lyra y Lucy caminaban y llamaban a Jess, cuando se encontraron frente a un dragón muy joven que se encontraba acostado debajo de un árbol, y las miraba. «No se muevan» les dijo Lucy, al tiempo que quedaron con los ojos totalmente abiertos, respirando fuerte y exhalando por la boca.
El dragón las miraba fijamente y a May Belle le estaba asustando. La bestia se paró en sus cuatro patas y extendió sus alas, y en su rostro pareció reflejarse una sonrisa. May Belle se quedó viendo el brazalete, pues era similar al que tenía Jess. Corrió hacia las chicas y ellas corrieron hacia la playa. May Belle gritó muy fuerte.
«Lucy, Susan» gritaba Peter luego de oír el grito de May. Y por encima de Caspían, Peter, Ed y Drinian pasó volando el dragón con May Belle entre sus patas delanteras, y Lucy, Lyra y Susan corrían hacía ellos.
̶ Pete, el dragón se llevó a May Belle ̶ dijo sofocantemente Susan.

El dragón aterrizó en la orilla de la playa, soltando a May y dejándola parada. Ella quería moverse pero no podía, estaba asustada. Más notó algo en la mirada que la daba el dragón, sus ojos eran los mismos de Jess.
̶ ¿Eres tú Jess? ̶ le preguntó la pequeña May al dragón, y él le contestó que sí moviendo la cabeza.
May Belle lloró y lo abrazó por el largo cuello que tenía, y él con su cabeza la acariciaba.
«May Belle, aléjate lentamente de él» dijo Caspían, apuntando con su espada al dragón. «No, Caspían, no le hagan daño, él es Jess» exclamó May.
̶ ¿Jess? ̶ preguntó confundido Ed ̶.
̶ No May, ese no es Jess, es un dragón ̶ indagó Peter ̶.
̶ ¡Es cierto, él dragón es Jess! ̶ instó Lyra ̶. La brújula me lo afirmó. Y fue ese brazalete. Tiene una maldición, y todo quien lo posea será un dragón, para siempre ̶.
̶ Pero no puede quedarse así para siempre ̶ asistió Lucy.
̶ ¡Tendremos que encontrar al mago invisible del que mencionaba la advertencia! ̶ plantó Peter.
̶ ¿Y dónde se encuentra ese mago? ̶ preguntó Susan ̶.
̶ ¡Su majestad! ̶ dijo Rhince ̶ Sé la ubicación de una isla en la que puede ser viva el mago, es llamada la isla de las voces o de los invisibles. Pero para llegar dentro de al menos siete días, debemos partir ya de éste lugar.
̶ Entonces debemos llevarle dos objetos mágicos, por qué la advertencia decía que para que nos entregue el cuaderno en su verdadero material debíamos darle un objeto, pero si queremos que devuelva a Jess a la normalidad, tendremos que darle dos ̶. Dijo Jared.
̶ No, esperen ̶, exclamó May Belle ̶ cuando el cíclope me llamó a solas, me dijo que al joven dragón la vara de Aslan en niño volverá.

Y fue cuando todos miraron a Lucy. Y ella miró la vara respirando hondo.
«Debo confiar en tí » susurró Lucy a la vara de Aslan. Cerró los ojos, apretando fuerte con sus dos manos la vara, y esa luz azul de las letras que tenía grabadas volvió a brillar. La puso sobre la cabeza de Jess el dragón, y su piel pareció ser rasgada por garras de león, y caía la piel volviéndose en un polvo dorado que se desvanecía entre la tierra. Sus alas se empezaron a encoger, sus garras se enterraban en los dedos, y su rostro tomaba su forma humana, y su gigantesco cuerpo se encogió hasta que el dragón fue nuevamente Jess.
« ¡Jess!» exclamó May Belle, abrazando a su hermano.
«Bienvenido nuevamente Jess. De nuevo eres tú» dijo Peter. Subieron al barco y partieron hacia la isla de los invisibles.


X-La isla embrujada.
Y entonces los vientos, que durante tanto tiempo habían soplado del noroeste, empezaron a soplar del oeste mismo y cada mañana cuando el sol surgía del mar, la proa curva del Viajero del Alba se alzaba justo en medio del astro rey. Algunos pensaron que el sol parecía más grande allí que en Narnia, pero otros discreparon. Navegaron sin pausa impelidos por una brisa suave pero a la vez constante y no avistaron ni peces, ni gaviotas, ni barcos, ni costas. Y las provisiones volvieron a escasear, y se deslizó furtivamente en sus corazones la idea de que tal vez hubieran llegado a un mar sin fin. No obstante, cuando amaneció el último día que podían arriesgarse a proseguir con su viaje al este, justo al frente entre ellos y la salida del sol, divisaron una tierra llana posada en el agua como una nube.
Atracaron en una bahía amplia mediada la tarde y desembarcaron. Era un lugar muy distinto de los que habían visto hasta entonces; pues una vez que atravesaron la playa de fina arena lo hallaron todo silencioso y vacío como si fuera un territorio deshabitado, mientras que ante ellos se extendían céspedes uniformes en los que la hierba era suave y corta como la que acostumbraba a haber en los jardines de una gran mansión inglesa que dispusiera de diez jardineros. Los árboles, que abundaban, estaban todos bien separados unos de otros, y no había ramas rotas ni hojas caídas en el suelo. De cuando en cuando se oía el arrullo de alguna paloma pero ningún otro ruido.

Al cabo de un rato llegaron a un sendero de arena, largo y recto, en el que no crecía ni una mala hierba, con árboles a ambos lados. A lo lejos, en el otro extremo de aquella avenida, divisaron una casa; muy alargada y gris y de aspecto silencioso bajo el sol de la tarde.

Lyra escucho un golpeteo de saltos repetidos que se oía como un plomp, plomp… y se repetía una y otra vez.
« ¿Qué fue eso? ¡Lo escucharon!» dijo Lyra. Lucy sintió como algo se movía detrás de ella, y eso le asustaba, le resultaba aterrador. Luego todos escucharon como se hacían más escuchables los plomponeos de saltos. Desenvainaron sus espadas y apuntaban con ellas a sus alrededores.
Dejaron de escuchar los saltos, guardaron sus espadas y siguieron caminando. Llegaron a la casa. Era un edificio bajo -de sólo dos pisos-construido con una hermosa piedra de tonalidad suave, con muchas ventanas y parcialmente cubierto de hiedra. Todo estaba tan silencioso que Edmund dijo:
̶ Al parecer está vacía.
Pero Peter Pan -desde el aire- señaló la columna de humo que botaba por la chimenea. Vieron un gran portalón abierto por el cual entraron, y se encontraron al otro lado con un pavimentado patio.
Y fue allí donde recibieron su primer indicio de que había algo extraño en aquella isla. En medio del patio había una bomba de agua, y bajo la bomba, un cubo; en principio no había nada raro en eso, pero la manivela de la bomba se movía arriba y abajo, a pesar de que no parecía haber nadie manejándola.
̶ Aquí parece haber magia. Todo es extraño ̶. Dijo Jared.

̶ ¿Qué hacen aquí? ̶ preguntó una voz.
̶ ¿Qué quieren? ̶ preguntó otra voz.
̶ ¿Qué son ustedes? ̶ exclamó Caspían.
̶ Somos unos monstruos horribles ̶; dijo una de la voces ̶ tenemos rostros monstruosos y cuerpos gigantescos.
̶ Garras largas y dientes grandes ̶. Dijo otra de las voces.
̶ Jared dame la piedra de la vista ̶. Dijo Simon. Y poniéndola en su ojo derecho, vió a pequeños hombres que parecían enanos, pero sólo tenían una única y gruesa pierna en el centro del tronco y al final de ésta un único y enorme pie: un pie de planta ancha con la punta un poco vuelta hacia arriba de modo que parecía una canoa pequeña. Simon sonrió y dijo:
̶ ¡Esto es fantástico chicos!

Caspían tomó la piedra y vió a las mentirosas criaturas y les dijo:
̶ ¡Así que son monstruos horribles! Ja, ja, no son más que mentirosos, son enanos y de una sola pierna y un solo pie.
̶ Eso es mentira ̶. Dijo uno de los enanos.
Drinian vió a través de la roca y dijo a Caspían:
̶ Señor, son farfapodos. Pero no entiendo por qué son invisibles.
̶ ¿Por qué son invisibles? ̶ Les preguntó Lucy.
̶ Por qué esta isla está embrujada, bajo la maldición de un mago mentiroso ̶, dijo uno de los farfapodos ̶ durante la práctica de un hechizo nos volvió a todos invisibles y prometió volvernos normales, pero jamás lo ha hecho ̶ explicó luego.
̶ Ahora nos oprime ̶, dijo otra voz ̶ y nos él hace sus esclavos.
̶ ¿Si me dicen dónde está el mago? Los ayudáremos a que sean visibles de nuevo ̶. Exclamó Lucy.
̶ Está en la mansión ̶ dijo uno de ellos ̶. Hay un libro de hechizos, un libro gigantesco sobre un atril, allí es donde está el hechizo para hacernos visibles.
̶ ¿Y por qué ustedes no lo han invocado? ̶ preguntó Jess.
̶ Es qué no sabemos leer ̶. Dijo uno de los farfapodos con voz baja, como sintiera vergüenza.


XI-El mago invisible y el diario de Spiderwick.
Solo entraron Lucy, Lyra, Jared, Peter, Edmund y Caspían. Los demás esperaron fuera. Una vez que dentro, lo alto de la escalera, vieron un pasillo largo y ancho. Al parecer el corredor discurría a lo largo de toda la casa, y estaba lleno de figuras cinceladas, revestido con paneles de madera y alfombrado.
Tenía innumerables puertas a cada lado. Caminaban muy quietamente y no oyeron ni el chirriar de un ratón, ni el zumbido de una mosca, ni el balanceo de una cortina ni nada de nada: únicamente el latir de sus propios corazones.

Y desde luego se trataba de un pasillo silencioso e iluminado por el sol; tal vez demasiado silencioso. Habría sido más agradable de no haber habido símbolos pintados en color escarlata sobre las puertas; formas retorcidas y elaboradas que evidentemente poseían un significado que podía no ser muy agradable. También habría resultado más placentero sin las máscaras colgadas de la pared.
No es que fueran precisamente feas -al menos no horrendas- pero las órbitas vacías tenían un aspecto misterioso, y si uno se dejaba llevar no tardaba en imaginar que las máscaras ges -ticulaban en cuanto se les volvía la espalda.

Era una habitación enorme con tres ventanales, y las paredes cubiertas de libros desde el suelo hasta el techo; más libros de los que habían visto nunca, libros diminutos, libros gordos y no tan gordos, y libros más grandes que cualquier Biblia de iglesia que hayas visto jamás, encuadernados en piel y con olor a viejo, a sabiduría y a magia. De todos modos, sabían, por las instrucciones recibidas, que no debía perder el tiempo con ninguno de aquellos. «El libro», el libro mágico, estaba colocado sobre un atril justo en el centro de la habitación.
Comprendieron que tendrían que leerlo de pie -de todos modos no había silla-.

No hubo forma de hacerlo.

Una cosa que les preocupaba mucho fue el tamaño del libro. Los farfapodos no pudieron darle ninguna pista sobre en qué parte del libro aparecía el hechizo para hacer visibles las cosas. Esperaba que empezara por el principio y fuera siguiendo hasta encontrarlo; era evidente que jamás se le había ocurrido que existían otros modos de localizar una cosa en un libro.

Lucy y Lyra fueron hasta el atril y Lucy posó la mano sobre el libro; sintió un hormigueo en los dedos al tocarlo como si estuviera electrificado. Intentó abrirlo pero al principio no pudo; aunque eso se debió tan sólo a que estaba sellado mediante dos cierres de plomo, y en cuanto los desabrochó se abrió sin problemas. ¡Era un libro sorprendente!
Estaba escrito a mano, no impreso; escrito con letra clara y uniforme, con gruesos trazos descendentes y finos trazos ascendentes, muy grande y más fácil de leer que la letra impresa, y tan hermosa que Lyra y Lucy lo contemplaron con fijeza durante todo un minuto y se olvidaron de leer. Pero Peter, muy desesperado les dijo:
̶ Lu, Lyra, háganlo rápido. No me gusta éste lugar.

El papel era tieso y liso y despedía un aroma agradable; y en los márgenes, y alrededor de las enormes letras mayúsculas de colores del principio de cada hechizo, había dibujos.
No había portada ni título; los hechizos empezaban directamente, y los primeros eran poco importantes.

̶ ¿Quiénes son y qué quieren? ̶ preguntó una voz, y Lucy muy asustada cerró el libro y ella y Lyra se dieron la vuelta.
̶ ¿Eres tú el mago? ̶ preguntó Caspían.
̶ ¿Y quién quiere saberlo?
̶ Alguien que necesita tu ayuda ̶. Respondió Jared.
̶ Oh, me necesitan ̶ exclamó la voz.
̶ Sí, es qué traemos un libro mágico que se volvió de oro, luego de caer en un estanque de agua mágica ̶ explicó Ed.
̶ ¿Un libro mágico dijiste? ̶ preguntó la voz ̶ ¿Y qué lo hace mágico?
̶ Qué describe a las criaturas más sorprendente de mi mundo ̶, decía Jared ̶ y revela hechizos y encantamientos que tú aun desconoces.
̶ Pues al parecer si es mágico ̶ dijo la voz.
̶ ¿Y por qué prometiste a los farfapodos volverlos visibles y no lo has hecho? ̶ preguntó Lucy.
̶ Por qué los quiero proteger ̶ contestó la voz de mago.
̶ ¿De qué? ̶ preguntó Lyra.
̶ De los piratas y bárbaros que arriban a la isla ̶ decía el mago invisible ̶, siempre que venían ala isla los maltrataban, y siempre he pensado que no es justo.
̶ Pero ellos no son felices siendo invisibles, quieren ser vistos ̶ dijo Caspían.
̶ Convertiré a los farfapodos visibles y el libro a la normalidad ̶ proponía el mago ̶, si me lo dejan…si me dan el libro para estudiarlo.
̶ Pero no podemos dejarlo ̶ exclamó Peter ̶, Aslan dijo que nos sería de ayuda en a travesía, au no lo hemos utilizado, pero en algún momento lo tendremos que usar.
̶ Pues no hay trato ̶ dijo el mago.
̶ Hay otra solución ̶ dijo Jared ̶, el libro contiene escrito un hechizo de duplicación, si lo vuelves a la normalidad, podré dejarte una copia del cuaderno de campo completo.
̶ ¿Y cómo sé qué no mientes? ̶ preguntó el mago.
̶ Yo te hago la misma pregunta ̶ le contestó con sarcasmo Jared.

El mago tomó el libro, el cual parecía volar. Se dirigieron a un cuarto, donde había docenas de cilindros de cristal con pociones de todos los colores.
En una taza transparente y mezcló allí unas cinco pociones, la movió luego con una varita cristalina, la poción hirvió y el mago dijo a Jess que la derramara sobre el libro de Spiderwick. El oro que cubría al libro, pareció consumirse en sí mismo. El cuaderno de campo empezó a recobrar su color forma de antes.
Jared buscó el encantamiento de duplicación, lo pronunció y el diario empezó como a partirse por la mitad… a una miad perfecta, que era el otro libro de Spiderwick… una copia idéntica al original, con el mismo número de páginas, los mismos dibujos, letras, hechizos y encantamientos.

̶ Ahora cumple tu parte ̶ dijo Lucy ̶, vuelve a farfapodos visibles.
̶ Está bien, cumpliré mi parte ̶ dijo el mago. Tomó el gigantesco libro de encantamentos y salieron al jardin, y allí invisibles y desesperadamente esperaban los farfapodos.
Invocó a gran voz el hechizo, y tan rápido lo pronunció, los farfapodos se volvieron Monópodos… volvieron a ser visibles. Lucy los miró con asombro y se rió de su agradable y poco chistoso aspecto.
Saltaban de felicidad y daban gracias a los hijos de Adán y las hijas de Eva que convencieron de una forma u otra al mago, quien también volvió a ser visible. Era un hombre con cabello y barba largos, una túnica verde con bordes dorados y estaba descalzo, y era algo robusto.
« ¡Gracias Señor! Ahora seremos más fieles» decían una y otra vez los Monópodos con una inquieta sonrisa de alegría eterna.




XII-El fin de la Gran Aventura
Subieron al Viajero del Alba.
Empezaron de nuevo la travesía de la gran aventura de sus vidas.
El diario ya estaba normal y listo para ser usado.

La noche los acogió en pleno mar. Lucy, Lyra, Susan y Mallory dormían, los varones no tenían sueño aun, estaban en la proa mirando al mar y a las sirenas que aquella noche nadaban con alegres saltos en la salada agua del mar.

Al amanecer zarparon en una isla. Una de belleza única, con pasto verde, y árboles otoñales que bailaban con la brisa.
Todo parecía tranquilo, hasta que tres hambrientos dragones cola cuerno vieron el barco y era señal de personas; comida para ellos.
Eran astutos como para ser bestias monstruosas, pues los tres juntaron sus ardientes alientos y quemaron el barco.

̶ Oh, por Aslan-exclamó Caspían.
Las llamas consumían el Viajero del Alba. Los dragones volaban en círculos sobre ellos. Las chicas gritaban. Los hombres desenvainaron sus espadas y apuntaban con sus arcos.
Se lanzaron hacia ellos como flechas lanzadas desde el cielo.
Peter voló y con su daga atravesó el corazón ardiente del más pequeño.
Campanita bañó a los otros con polvillo de hada. Ellos empezaron a elevarse sin control, luego lo controlaban.

Los dragones no permitían que se les acercaran, sabían que con sus espadas eran más astutos que ellos con su vuelo.

Jared, muy tenso, abrió el diario de Spiderwick. Sabía que leyó antes algo sobre desvanecer en la nada, pero sus nervios no lo dejaban encontrarlo. Entre páginas, pasó por alto el encantamiento.
Uno de los dragones mordió a Peter –el gran rey- en el brazo, este descendió, pues el brazo le dolía.
El otro, con su pata delantera derecha, golpeó a Ed y Caspían y los tiró al suelo. Peter Pan aterrizó sabiendo que no podría sólo con los dos monstruos.

Todo parecía perdido. El hechizo no estaba. Pero había otro aun más interesante. Un que podía hacer descender a una estrella. Y ella podía calmar a los dragones.
Jared lo invocó diciendo:
̶ Que del cielo descienda una estrella, que con su luz tan bella haga a los dragones postrarse ante ella.
El cielo fue cubierto por una resplandeciente luz, y una hermosa esfera descendió, y mientras más bajaba, iba tomando forma de una chica, una rubia y hermosa que brillaba con esplendor.

Se paró junto a Peter y miró al cielo, los dragones bajaron y se acostaron delante de ella como perros que obedecen a su amo.
Sanó la herida de Peter y sin decir una sola palabra voló junto los dragones desapareciendo entre las nubes.
Si aquella era la gran aventura, ya había terminado.
Pero, ¿cómo regresarían a Cair Paravel? Pues con ayuda de Aslan.
El inmenso león y el oso polar Iorek, aparecieron de entre la nada y Aslan dijo:
̶ Esto era todo.
̶ ¿Ya tenemos que regresar?-preguntó Lyra.
̶ Sí pequeña-le contestó Iorek.

Aslan rugió a la orilla del mar y este se abrió. Al final del camino había una roca arqueada en forma de puerta, caminaron hasta allá y al cruzar se encontraron en el bosque entre los mundos.
Ya era tiempo de que cada quien partiese a su mundo.

̶ ¿Y yo volveré?-preguntó Lyra.
̶ Eso lo decides tú con tu conducta-contestó Aslan.
̶ Pues me portaré bien-dijo sonriendo. Luego miró a Lucy, la abrazó se despidió de ella.

Cada uno regresó por donde mismo entró. Aslan volvió a rugir y de la nada otra puerta se abrió, y estaba suspendida en el aire. Entraron y se encontraron en Cair Paravel.
Peter Pan voló hasta perderse entre una estrella.

Y esta es una historia Nunca Jamás contada.
Una nueva Crónica de Narnia.
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