Tabla de Posiciones:
CC-GNU GPL
El contenido de este sitio web esta bajo una licencia:CC-GNU GPL
Powered by PHP
Powered by MySQL

Narnia > Foros




LA LLAMADA DE LOS DIOSES (libro primero)


Ir a página Anterior  1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9  Siguiente
 
Este foro está cerrado y no podés publicar, responder o editar temas   Este tema está cerrado y no podés editar mensajes o responder    

Foros de discusión

->

La Barra de la Taberna

Ver tema anterior :: Ver tema siguiente  
Autor Mensaje
Alambil,la sra. de la paz
Portaestandarte
Portaestandarte


Reputacion: 3    

Edad: 31
Registrado: 16 May 2007
Ultima Visita: 04 Jul 2011
Mensajes: 1341
Ubicación: Allí donde el Pasado será y el Futuro ya pasó.


MensajePublicado: Mie Ene 14, 2009 6:31 pm    Asunto: Responder citando

Que malos los de Zevandir!!! Muy enojado
*o* estoy viendo un lado de Yenia que parece que me atemoriza...jaja es broma. Me gustó la entrada al castillo yt si yo hubiera estado allí le hubiera cortado la lengua al guerrero, todo por chismoso Wacko

Bendiciones Risa tonta

_________________
Bien sabía que algo inesperado podía ocurrir; así que ni esperanza de pasar sin que sucediera alguna terrible y temeraria aventura en los inmensos picos de estas montañas con sus solitarias cumbres y valles donde ningún rey reinaba. Por fin se encontraban atravesando un desfiladero angosto a una gran altura, bordeado por el más terrible precipicio cuyo fondo desaparecía en la neblina del valle. Allí pasaron la noche arropándose con un pedazo de cobija y titiritando de frío y pavor. (The Hobbit)
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Si hay cosas buenas es porque Dios es La Bondad Absoluta. Si hay verdades es porque Dios es la Verdad Absoluta. Si hay belleza es porque Dios es la Belleza Absoluta.
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Miembro Número 010 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS
Las Cronicas de Narnia en Espanol
I know that love is unconditional, but i also know that it can be unpredictable, unexpected, uncontrollable, unbearable and strangely easy to mistake for loathing, and...i think i love you. My heart...it feels like my chest can barely contain it, like it's trying to escape because it doesn't belong to me any more. It belongs to you. And if you wanted it, i'd wish for nothing in exchange - no fits, no goods, no demonstrations of devotion, nothing but knowing you loved me too; just your heart, in exchange for mine. (Yvaine)
www.facebook.com/BrielleBennet
Volver arriba
Alambil,la sra. de la paz esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado [ Oculto ] Blog MSN Messenger
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Lun Ene 19, 2009 11:52 am    Asunto: Responder citando

uf, como siempre, me he perdido un tanto, pero igual, gracis por comentar, como siempre. Hay cosas muy interesantes que me gustaría destacar:

Cita:
Cillen y Gabanel corren peligro >_>

Me alegro por Cillen y no me gustó el coqueteo de Yenia ¬¬



En serio, FireHeart, ¿tan mal te cae la niña? Yo creo que Cillen tiene lo suyo...

Cita:
*o* estoy viendo un lado de Yenia que parece que me atemoriza...jaja es broma.


¿Un lado de Yenia atemorizante? ¿Cual será?

Parece que han coincidido, FireHeart y Alambil, en no aprobar los sentimientos de Yenia, sentimientos que en todo caso aún no hemos visto cómo se van a desarrollar, pueden pasar muchas cosas, y eso es importante de ver. Tal vez Yenia misma se asuste de lo que siente... o no sabe bien qué le ocurre... ¿qué piensan ustedes?

Cita:
Que malos los de Zevandir!!!


Pues sí, estos tipos no se han lucido por nada bueno hasta ahora. Bueh, sólo hemos visto a Vandir destacarse, y ya vimos cómo se destacó... pero ese Elegido como que hace dudar de la democracia... ¿qué opinan?

Bien, todo por hoy, en la próxima espero seguir con la historia.

Rey Niles

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Mie Ene 21, 2009 11:39 am    Asunto: Responder citando

Esto va lento, mejor le pongo prisa, que luego salen de vacaciones, así que veamos otro capítulo.

(continuación)

Las muchachas caminaban detrás del Elegido por los pasillos del palacio. Atrás suyo, los magos las observaban. Eran unos hombres obesos, de cara redonda muy maquillada. Llevaban una estrella de bronce en su pecho. Sus mangas, azules, también estaban llenas de estrellas doradas.
—No me gusta como me miran esos magos —le susurró Cillen a Gebanel en secreto.
—A los viejos sólo les queda la mirada. Déjalos mirar —sonrió Gebanel.
—No es esa clase de mirada —Cillen estaba muy seria—. Es otra.
—Sé que están muy cansadas —se volvió súbitamente el Elegido, con una gran sonrisa—. He ordenado comida, y un baño perfumado. Con doncellas para atenderlas, claro —trató de reír—. Pero, ¿No quieren dejar sus armas un momento, para descansar?
—Estamos bien así —dijo Cillen.
—Denos el Árbol —dijo Gebanel.
—Sí claro, el Árbol —el Elegido jugó con sus anillos, evitó la mirada de las niñas, y hasta dio un par de saltitos nerviosos—. Lo siento niñas, de verdad, lo lamento muchísimo...
El mago más anciano levantó una mano. Al instante, brotaron de todas partes guerreros enmascarados con espadas, lanzas, y flechas apuntando a las chicas.
—¡YYYYYY!
—¿¡Qué significa esto, Elegido? —gritó Cillen furiosa.
—No quería hacerlo, de verdad lo siento muchísimo —gimió el Elegido—. Pero, por el bien de mi nación, debo apresarlas como enemigas de Zevandir.
Ambas forcejearon con todas sus energías, pero habían escogido a los guerreros más corpulentos para sujetarlas y encadenarlas a la pared de un calabozo. Mientras los magos miraban con calma, acariciando sus estrellas de bronce y sus panzas, el Elegido, muy nervioso, se paseaba de un lado a otro, casi como si fuera a ponerse a llorar. Se jalaba el pelo. Tironeaba sus anillos.
—No estoy hecho para esto —gemía—. ¿Realmente tiene que ser así?
—Lo está haciendo bien, Elegido —habló el mago más viejo y gordo.
—¿Qué es todo esto? —gritó Cillen, furiosa y digna—. Nos engaña, nos encarcela. ¿Tienen aquí la reliquia? ¿O en eso también ha mentido? ¡¡Hable!!
—Sinceramente lamento esto —lloriqueó el Elegido—. Pero el bien de mi nación, está por encima de todo. Zevandir es fuerte, pero el Reino Despiadado... tiene un poder que ustedes ni imaginan. ¡Belvorum está casi en nuestras fronteras! Si la guerra estalla, pues bien... Hay que escoger... decidir... quien será... nuestro aliado.
Cillen abrió los ojos, escandalizada, furiosa, comprendiendo perfectamente la cobarde insinuación del Elegido. Juntó toda su furia en un salivazo que le cayó al Elegido en plena cara.
—¡Te vendiste a Belvorum! ¡¡Traicionaste a Ivhir!! ¡¡¡COBARDE!!!
Era increíble ver a Cillen encadenada; erguida, digna y furiosa, frente a un hombre que pese a estar libre y tenerla a su merced se recogía y lloraba como un niño. Parecía que ella fuera la carcelera y él la víctima. Gebanel, encadenada junto a ella, la seguía en su indignación.
—¡Cobarde! ¡Vendido a Ivhired! ¡Encargo tu muerte a los cazadores libres!
Los magos hicieron salir discretamente al Elegido y cerraron la puerta de hierro del calabozo, que quedó en total oscuridad.
—¿Tiene que ser así? —se quejaba el Elegido, en su habitación de gobierno, junto a los magos. Estaba tan nervioso que parecía que iba a estallar. Al frente suyo los magos lo observaban con una calma siniestra que lo ponía aún más tenso—. Si esas niñas... quiero decir, si Wonthar se entera de que encerramos a sus enviadas... los dragones...
—Los dragones no intervendrán, Elegido —habló el mago más pequeño, que parecía un búho—. Su pacto con los demonios de la Tierra Del Fuego Que Grita fue el de no usar su fuerza, a cambio de que los demonios no usen la suya.
—Pero sus aliados; Yilgendar, el Ulkrim, Gelib —objetó el Elegido.
—Serán el primer objetivo de Belvorum. Y mientras la guerra los destroza, Zevandir estará segura, gracias a esta conveniente alianza —habló el mago segundo.
—Belvorum busca aliados. Ivhired desea adoradores, no víctimas, Elegido De Todos —habló el mago mayor—. Mientras ningún dios se alce en victoria, conviene rendir culto a ambos.
—El bienestar de la nación libre está por sobre todo, Elegido De Todos —susurró el mago segundo.
—Haz hecho lo correcto, Elegido De Todos —susurró el mago mayor.

En el castillo del Rey De La Crueldad, Yinoim tomó la iniciativa.
—Urge sacar el Árbol del castillo —habló—. Shen, ¿puedes repetir la magia?
—Sin problema. ¿Pero el so-daijin?—dijo Shen.
—Yo iré por él —dijo Yinoim con firmeza—. Que Yenia y tú lleven el Árbol.
—Eso no, Yinoim, yo voy contigo —se quejó Yenia.
—¡No es asunto de deseo! Hay que llevarlo a las montañas de los dragones. Esta misión fue para eso. Buscaré al so-daijin
—Yo puedo ayudarlo, Yenia, ve —dijo Kushag.
—Y yo —dijo Zepiver.
Yenia tomó la caja de metal en signo de asentimiento. Shen la tomó del hombro.
—Todo estará bien. ¡Vamos!
—¡Vamos! —gritó Yinoim corriendo en dirección contraria, junto a Kushag y Zepiver.

En su sala del trono, el Rey De La Crueldad se paseaba ostentosamente frente al anciano so-daijin. Era tan alto que su guardia le llegaba al hombro, su armadura no dejaba ningún espacio de piel al aire. Desde al casco hasta los pies estaba llena de puntas, filos y toda clase de amenazantes dibujos, su rostro daba terror de sólo encararlo. No parecía humano. Tal vez no lo era. Eso era imposible de saber bajo su coraza da acero.
Chan, el anciano so-daijin, lo miraba en silencio con ojos desafiantes. Ya había aceptado que su vida terminaría en aquel castillo, así que no había temor en su alma. Sólo honor. Aquel monstruo no lo doblegaría.
—¿Me miras sin respeto, anciano? —habló el rey.
—Sin miedo —respondió el so-daijin con dignidad.
—El miedo es saludable —dijo el rey—. Mantiene a los débiles con vida. Sin miedo, sacrificarían sus vidas en heroísmos inútiles. Se lanzarían en ataque suicida contra los poderosos, y pronto su raza se extinguiría. ¿No es así? El miedo mantiene el orden. Hace que cada cual recuerde, su lugar en el mundo.
—Un mundo de miedo, es un mundo de dolor —contestó el so-daijin.
—Eres bueno respondiendo. ¿Por eso fuiste Gran Daijin tanto tiempo? —el rey se burlaba.
—Lo fui desde el día de mi nacimiento, como mis ancestros antes que yo —el so-daijin despreció su burla.
—El derecho de herencia. Pintoresca costumbre. Supersticiosa; y retrasante —el Rey De La Crueldad parecía disfrutar del orgullo del so-daijin—. Por causa de ella los reinos de la Llanura sufrieron grandes calamidades. Reyes indignos. Estúpidos algunos, orgullosos otros, y algunos otros, cobardes. Supuestamente, un rey debería ser el mejor de su gente. Pero rara vez ser el mejor es una condición heredada. Pero ahí los ves, discutiendo y reclamando sus derechos de herencia. ¡Ridículo!
—No es un derecho lo que se hereda, sino un deber. ¿Por qué derecho reinas tú?
—Por el derecho que todos respetan, viejo tonto, ¡¡¡LA FUERZA!!! No hay aquí en mi reino, ningún guerrero que me supere —miró a sus guardias—. ¿No es así? ¿Alguno quiere desafiarme? ¿Alguno se atreve? —Los guerreros retrocedieron con respetuoso miedo—. El poder es mi derecho. La fuerza, es mi nobleza. Eso es todo lo que se necesita.
—Y por eso vives con temor a los otros reyes —habló el so-daijin—. Y temblando ante la ira de tu Emperatriz-Sacerdotisa. Con tus inferiores descargas tu crueldad, pero ante tus superiores te arrodillas como un esclavo. Esos son los frutos del miedo, rey.
—¡No alteres mi paciencia, viejo inútil! Di lo que queremos saber. Es lo único con que puedes comprar tu vida.
—Ya no estoy vivo —los ojos del anciano brillaron puros como el cristal, profundos como la noche—.
Morí con mi tribu. Con ellos me fui. Incluso aunque cumplieras tu promesa, yo igual callaría. Es cobarde cambiar el alma por la promesa de un poco más de vida.
—Tu vida acabará aquí —rugió el rey—. Aquí mismo cavaré tu tumba. Pero antes me lo dirás todo sobre el heredero de Yilgendar. ¡Habla! De una forma o de otra lo sabré.
—No ofendería tu orgullo guerrero rindiéndome con facilidad —rió el so-daijin.
La respuesta del rey fue un guantazo de acero.

Yinoim y los Dos corrían por los pabellones. No había soldados a la vista, pero estaban en el castillo del Rey De La Crueldad. Hasta en una lámpara podía haber peligro.
—Por allí —dijo Kushag—. Vamos llegando al centro, ¡miren!
—¿Qué?
—Soldados, muy altos...
La guardia personal del rey salía por la puerta. Eran veinte, y ninguno era más bajo que un cazador libre. Parecían buscar algo en las muchas puertas que daban a muchos corredores.
—Nos buscan —susurró Zepiver.
—Nos encontraron —respondió Yinoim, y saltó en medio de los guardias con la Lanza en alto, al grito de ¡AYIIIII!
—Este chico no sabe de peleas desiguales —suspiró Kushag—. ¡Vamos a ayudarlo!
Kushag saltaba y rebotaba como un gato-rana, hiriendo lo que tocara con sus shiring. Zepiver era algo más lento, pero su espada no era ciega. Los guardias temieron.
Yinoim derribó a dos, luego a otro. Kushag ya había dado cuenta de dos. Zepiver llevaba uno.
—¡Lanzas acá! —gritó un guardia.
Comprendiendo, Yinoim paró al que corría hacia el arsenal. Pero alcanzó a arrojar dos lanzas antes de caer. Una buscó el brazo de un guardia, y la otra... ¡la cabeza de Zepiver!
—¡Zepiver! —gritó Yinoim.
Sin pensar, arrojó su Lanza a quebrar la lanza asesina. Tuvo éxito, pero al verlo desarmado un guardia lo tomó por atrás, y llamó a otro que acudió hacha en mano.
Los otros no lo veían, ocupados con sus peleas, sólo era él y los guardias. Más corpulentos que él; y más altos.
"Más altos".
Mientras el guardia descargaba el hachazo, dobló bruscamente la cintura, arrastrando al guardia que lo sujetaba sobre él. El hacha golpeó el hombro del guardia, convertido en improvisado escudo, con suficiente violencia como para soltar su abrazo. No fue difícil entonces salir de debajo de él, derribando al guardia del hacha con una patada al tobillo.
No pensó en la suerte que tuvo de patear justo donde no había ninguna punta.
—¡Oye! ¿Estás bien? —gritó Kushag.
—¡Yo bien! ¿Y tú? —gritó Zepiver.
Ambos peleaban espalda contra espalda, rodeados de guardias. Yinoim recuperó la Lanza y saltó en medio de los guardias repartiendo lanzazos.
—¡Eso es! ¡Espacio libre! —rió Kushag con su buen humor de siempre. Un guardia corrió hacia una palanca en la pared. No pudiendo ser nada bueno, era necesario detenerlo.
—¡Yo voy! —gritó Yinoim.
No quería cometer el mismo error de perder la Lanza. Corrió hacia el guardia, que al verlo, se aceleró a bajar la palanca. Hubo un ruido como de muchos hierros rodando.
Dando cuenta del guardia, Yinoim miró hacia la fuente del ruido, y descubrió una reja cayendo del techo sobre la puerta de donde los guardias habían salido.
Sólo había tiempo para una decisión. Corrió mientras la reja caía, grande y pesada como para reventarlo igual que un insecto. Rodó sobre su cuerpo al mismo tiempo que la reja golpeaba el piso con violencia.
Se levantó. Estaba separado de Kushag y Zepiver. Mientras los veía pelear, pensó en el so-daijin, y decidió confiar en las habilidades de sus amigos.
Cruzó la puerta, y encontró a un anciano tagashi levantándose del piso. Un gigante con capa, de espaldas a él, se dio vuelta con violencia cuando lo oyó entrar y lo encaró. De todos los guerreros que Yinoim había encontrado en el camino, este era el más terrorífico.
Estaba cara a cara frente al Rey De La Crueldad.

(continuará)

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 7:43 pm    Asunto: Responder citando

(continuación)

El inmenso guerrero lo miró directamente a los ojos, desde su casco armado de puntas y filos. Su capa y hombros cubiertos de puntas lo hacían ver aún más alto y amenazador, si aquello era posible.
Un muchacho casi desnudo de no ser su pantalón de piel, frente a un coloso cubierto de acero. El Rey De La Crueldad no podía más que reírse.
—¿Vienes a buscar algo de aquí, jovencito salvaje? —se burló.
—Vengo a llevarme al so-daijin —lo encaró Yinoim con valentía—, y me llevaré tu vida.
—Espero que no estés pensando en derribarme lanzándome una piedra —volvió a burlarse el rey.
Sin palabras, Yinoim puso frente a sus ojos la Lanza De Ivhir. Detrás del rey los ojos ancianos del so-daijin se iluminaron, pero el rey permaneció inalterable.
—Cuan amable de traerla hasta aquí—siguió sonriente el rey—. Todo Belvorum te lo agradecerá.
Estiró su mano derecha, y una inmensa hacha de un metal desconocido cayó en sus manos como por magia.
—Sin rencores... Sólo es mi deber de rey... jovencito.
Arrojó su hacha con violencia contra la cabeza de Yinoim. Hubo un violento ruido de metales, ¡CLUUNNG! El hacha fue detenida por la Lanza De Ivhir. Ninguna de las dos armas sufrió mella.
—Es la auténtica. Ninguna otra resistiría ese golpe. Gracias —bromeó el rey.
Pero era sólo el inicio del combate.
El rey era increíblemente rápido para ser tan grande y pesado. Como si el acero no pesara, levantó el hacha sobre su cabeza para descargar un nuevo golpe. Yinoim, ágil como gato, saltó a un costado del hacha asesina. El rey aprovechó el rebote del hacha para lanzar un nuevo golpe que Yinoim volvió a esquivar.
—Buena defensa —dijo el rey—. Pero nada de ataque.
Yinoim, herido en su orgullo, lanzó un tajo de la Punta Sol. El rey usó el hacha como escudo, brotaron chispas en el lugar del golpe.
—Mejor. Sentí algo de alma guerrera —volvió a reírse el rey.
"No hay peor enemigo que el que impone sus reglas", sonó una voz, pero Yinoim no la escuchó.
Confiado en su ligereza, usaba la Lanza como un remolino, esperando golpear al rey por suerte. Pero el rey, pese a ser una torre, esquivaba con flexibilidad. Donde no podía evitar bloqueaba con su hacha.
Yinoim empezaba a sentir los efectos del cansancio. Todas las batallas sufridas en tan poco tiempo parecían acumularse ahora, en el peor de los momentos. El Rey De La Crueldad parecía tener todas sus energías.
Aun así, reunió toda su fuerza y continuó atacando. El rey retrocedía. Su hacha parecía haberse convertido en escudo, sólo paraba los golpes de la Lanza.
Un ataque afortunado cortó una de las puntas de su hombrera. El rey se detuvo. Lo miró, y luego dijo:
—Suficiente. Ya expresaste tu alma. Ahora esa alma se hundirá en los infiernos.
No creyendo sus palabras, Yinoim atacó una vez más. El hacha bloqueó su golpe, pero además, empujó en dirección a su pecho. Sin asustarse, Yinoim empujó contra al rey. Comenzó un forcejeo de fuerzas opuestas.
—Eres...muy...m...muy... ¡fuerte! —se quejó el rey con angustia en su voz.
—Si fueras ter-eol, habrías oído del Príncipe Salvaje —sonrió Yinoim con soberbia.
—M-muy... fuerte... D-demasiado... —el rey parecía estar perdiendo el aliento.
Yinoim sólo sonreía.
—...Para un chiquillo de tu edad —rió de pronto el rey con todos sus pulmones. Luego se irguió, y con un solo brazo levantó con el hacha a Yinoim y lo arrojó en un violento empujón, lo hizo volar como un muñeco de trapo por toda la sala, hasta que sólo la pared lo detuvo, se dio un golpe brutal en la espalda y cayó sentado.
—¿En serio creíste que esa era toda mi fuerza? —rió el Rey De La Crueldad.
La soberbia se fue. Sólo el miedo quedó en el alma de Yinoim. Lo miró con ojos de terror. Aquel monstruo sólo había estado jugando con él como con un principiante en las batallas.
Sintió sangre en su espalda, pero no podía hacerle caso. Si no se movía pronto habría sangre en serio.
El rey avanzó con lentitud, moviendo el hacha en su mano como si jugara con una varita.
—Príncipe salvaje... príncipe de los chiquillos necios, más bien —siguió burlándose.
Un nuevo hachazo buscó el hombro de Yinoim. Cortó la pared, momento que aprovechó para escapar.
—Príncipe de los cobardes, más bien. —volvió a reír.
Nada le costó sacar el hacha de la pared. Lanzó un golpe hacia atrás, a ciegas, que Yinoim evitó de un salto.
El rey era un maestro de los movimientos. Viéndolo en el aire, lejos de su hacha, hizo una acción con su capa para golpear con ella como látigo. Lo hizo caer rodando al piso.
—Príncipe de los muertos, más bien —el hacha cayó al piso con todos sus kilos y la fuerza del rey.
¡JUUUAAACK!
Nuevamente, la Lanza lo apartó de la muerte. Pero sus brazos pagaron un alto precio de dolor por la violencia del golpe.
—No me iré... de este mundo... con facilidad —rugió Yinoim, pero sus brazos ardían.
—Igual da cuanto tiempo tome —rió el rey.
Aprovechando su debilidad, pisó su canilla con un pie de acero. Yinoim gritó de dolor. El hacha se volvió a levantar.
No pudiendo sino rodar, rodó, oyendo a su espalda el golpe del hacha contra el piso. Se levantó. La pierna le dolía, pero no estaba rota.
Imposible saber si el rey seguía jugando. Los golpes del hacha asesinos volaban a un pelo de cortarlo, sólo saltar como un mono lo libraba de morir, era desesperante.
Aún confiaba en la Lanza; golpeó al azar, sin sentir más que el hacha del rey parando sus golpes. Pero cada golpe que daba era contestado por dos del rey.
"No puedo. No logro tocarlo" —pensaba con frustración.
Un hachazo del rey cortó una columna de mármol como si cortara aire. El castillo se estremeció.
—Príncipe del pueblo de los árboles, debiste ser con esa agilidad. No debiste nacer en la Llanura —volvió a burlarse el rey.
Recordó a los mergoons en el bosque. Con ellos funcionó. ¿Por qué no? Arrojó la Lanza contra el rey, pero sólo consiguió golpear el hacha una vez más. Se sentía muy agotado, sólo a fuerza de seguir luchando sería vencido si aquello continuaba.
El rey, fresco y seguro, continuó atacando. Podía ver el cansancio del muchacho. Ya no era rival; era una víctima.
—¿Qué pasa? ¿Ya estás cansado? Con esa resistencia, los aspirantes a caballeros de mi reino, mueren. Creo que ni de sirviente serías útil —rió con más ganas que nunca.
Yinoim hubiera dado todo por hacerle comer sus palabras. ¿Cómo era posible que tanto poder estuviera en el mal? ¿Qué clase de universo permitía que ese mal existiera?
Pero apenas tenía energía para sobrevivir. Dando todo por todo, volvió a atacar. Volvió la Lanza a bailar una danza de batalla. Volvió el hacha a parar todos los golpes.
—Temo que no te llevarás nada da lo que viniste a llevarte —el rey no hacía más que disfrutar la pelea.
Sentía el fuego corriendo por sus venas, pero tan leve que no lograba calentarlo. Algo quería nacer en su corazón, pero aún no podía.
Aunque le dolía el sarcasmo del rey, le dolía aún más haber fallado. No poder rescatar al so-daijin, fracasar ante Wonthar, ante el maestro S’torio, ante sus amigos... ante Ivhir.
—Ivhir... papá...
Recordó las Antiguas Palabras que decían que de todo librarían los dioses a aquel que entregara su fe a ellos. Wonthar, con su ironía de siempre, le dijo una vez que esa era una de las pocas cosas ciertas que decían los sacerdotes. Pero ahora, agotado y herido, superado por un rival con poder sin piedad, no imaginaba cómo podría Ivhir librarlo.
—Ya se terminó, niño —gruñó el rey—. Hasta aquí llegó.
Inesperadamente, el rey no usó el hacha sino su mano libre, golpeándole el rostro con brutalidad, su puño estaba cubierto de acero, así que, poca diferencia había. Su boca sangró, el rey lanzó una patada a su vientre. Otra vez su espalda azotó la muralla.
—Como dije. Se acabó.
Dejando el hacha a un lado, sacó de su cinturón unos cuchillos. Tres en total.
—Sólo es mi deber de rey —volvió a canturrear con sarcasmo cruel.
Con la boca y la frente con hilos de sangre, Yinoim no podía oír con claridad. Su cuerpo, entumecido por los golpes, se negaba a obedecer. Su mente se iba. Y su corazón....
En silencio, tres cuchillos volaron hacia su corazón.

—¿Yinoim? ¡¡Yinoim!!
Yenia, aún con la caja en sus brazos, se detuvo como herida por el rayo.
—¿Qué ocurre, Yenia? —habló Shen.
—¡Hay que volver! —gritó Yenia con angustia— ¡Yinoim está herido! ¡Van a matarlo!

(continuará)

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
Alambil,la sra. de la paz
Portaestandarte
Portaestandarte


Reputacion: 3    

Edad: 31
Registrado: 16 May 2007
Ultima Visita: 04 Jul 2011
Mensajes: 1341
Ubicación: Allí donde el Pasado será y el Futuro ya pasó.


MensajePublicado: Jue Ene 22, 2009 10:10 pm    Asunto: Responder citando

Fu! creo que me siento algo mareada con todo este ajetreo de Yinomi.Sólo espero que no lo mates, porque él está literalmente en tus manos, aunque claro, es tu personaje, es tu historia...cada quien.

Bendiciones Risa tonta

_________________
Bien sabía que algo inesperado podía ocurrir; así que ni esperanza de pasar sin que sucediera alguna terrible y temeraria aventura en los inmensos picos de estas montañas con sus solitarias cumbres y valles donde ningún rey reinaba. Por fin se encontraban atravesando un desfiladero angosto a una gran altura, bordeado por el más terrible precipicio cuyo fondo desaparecía en la neblina del valle. Allí pasaron la noche arropándose con un pedazo de cobija y titiritando de frío y pavor. (The Hobbit)
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Si hay cosas buenas es porque Dios es La Bondad Absoluta. Si hay verdades es porque Dios es la Verdad Absoluta. Si hay belleza es porque Dios es la Belleza Absoluta.
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Miembro Número 010 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS
Las Cronicas de Narnia en Espanol
I know that love is unconditional, but i also know that it can be unpredictable, unexpected, uncontrollable, unbearable and strangely easy to mistake for loathing, and...i think i love you. My heart...it feels like my chest can barely contain it, like it's trying to escape because it doesn't belong to me any more. It belongs to you. And if you wanted it, i'd wish for nothing in exchange - no fits, no goods, no demonstrations of devotion, nothing but knowing you loved me too; just your heart, in exchange for mine. (Yvaine)
www.facebook.com/BrielleBennet
Volver arriba
Alambil,la sra. de la paz esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado [ Oculto ] Blog MSN Messenger
FireHeart
Militante
Militante


Reputacion: 11    

Edad: 123
Registrado: 05 Abr 2008
Ultima Visita: 01 Jun 2011
Mensajes: 518
Ubicación: Here and back


MensajePublicado: Dom Ene 25, 2009 1:20 pm    Asunto: Responder citando

Estem... si matas a Yinoim, quién va a tomar su lugar?
Shen no podría ser rey de Yilgendar >_<

Lindos capítulos ^^

_________________
Si quieres entrar en el clan de los Yermos del Norte, envíale un PM a FireHeart o Morgana
Miembro Número 001 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS.

Casi todo lo que se logra con facilidad, es falso. Pero lo más valioso es gratuito.

Las Cronicas de Narnia en EspanolLas Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
FireHeart esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado   Blog
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Lun Ene 26, 2009 12:25 pm    Asunto: Responder citando

Ejem, sí, FireHeart tiene razón, ni Shen ni ningún otro podría ser rey de Yilgendar, más aun cuando todo este diálogo entre el So-Daijin y el Rey De La Crueldad ha revelado ciertos detalles sobre la real identidad de Yinoim.

Tranquila, Alambil, no puedo matarlo. Ponerlo en líos tremendos sí, pero matarlo... ¡si es el protagonista! El oficio de escritor consiste en hacer creer muchas cosas, hacer parecer lo que no es, pero también obliga a ser limpio, sin sorpresas tramposas de última página.

Por ejemplo, hoy veremos cómo Yinoim se salva, y los efectos que tendrán sobre su vida el precio de su salvacion. Veremos además una terrible sorpresa que... ¡mejor lean!

(continuación)

Los cuchillos volaban. Podía verlos. Si hacía un último desesperado esfuerzo, podría esquivarlos, si sólo su cuerpo se moviera, sólo un poco, un poco...
—¡¡AAAAAHGH!!
—¡¡¡NO!!!
Dos cuchillos golpearon el muro. El tercero, el asesino que buscaba su corazón, fue bloqueado. Chan, el anciano so-daijin, lo recibió en su espalda, sus ojos brillaron con ternura, antes de caer en los brazos de Yinoim.
—¡Nooo! ¡So-daijin! ¿Por qué?
—Debes vivir... para que muchos vivan —respondió el anciano, mientras el brillo en sus ojos se apagaba.
El anciano se deslizó de entre sus brazos. Aterrado, herido, furioso, Yinoim comenzó a temblar mientras lágrimas corrían sin control desde sus ojos. A lo lejos, como una pesadilla, oyó una risa cruel. Sus venas ardieron. Aquello que quería nacer en su corazón finalmente estalló, sintió un fuego violento correr por sus venas, evaporando su cansancio, dándole fuerzas, fuerzas nuevas, ardientes.
—¡¡¡NOOOOOOO!!!
Se alzó con fuerza, gritando de rabia. La Lanza brilló un sus manos. Hasta su piel parecía brillar.
El Rey De La Crueldad paró su risa. Sabía ver el alma detrás de los ojos, y a quién veía ahora no era un chiquillo ordinario casi muerto, sino un espíritu que se alzaba arrojándole a la cara todos sus crímenes. Era el Vilger De La Venganza, si acaso no el dios. El Rey De La Crueldad ya no rió más.
Ciego de dolor, furioso de pena, Yinoim corrió hacia el rey con la Lanza en alto. El arma viviente cayó una vez, dos, diez veces más sobre el cruel rey, que usando su hacha como escudo, sintió que los golpes caían como la ira de un dragón. Su hacha retrocedía ante la Lanza. Apareció en sus ojos el miedo.
Yinoim siguió golpeando. El rey retrocedía, ya casi tocaba el muro. Alzó su hacha pretendiendo un ataque de suerte final.
El hacha voló de su brazo... junto a la mano que la sujetaba. Gritó de dolor. Yinoim, dominado por la justa furia, apenas oyó su dolor y alzó la Lanza sobre su cabeza. La Lanza silbó una canción de muerte, cortando de un solo golpe limpio la cabeza del rey. Después, antes que el cuerpo sin vida cayera, con un segundo golpe cortó su cuerpo en dos por la cintura.
Lo que fue el orgulloso Rey De La Crueldad cayó sobre tres lugares distintos. Yinoim lo contempló en silencio varios segundos de lástima. Luego miró la Lanza, sorprendido de no ver en ella ni una mancha de sangre.
La Lanza se volvió la piedra de su collar una vez más. Entonces escuchó un gemido a su espalda. El so-daijin aún vivía.
—¡so-daijin! ¡No se mueva, voy a sacarlo de aquí! —gritó Yinoim con angustia.
—Muchacho... ¿estás bien? ¿Y el rey? —preguntó el so-daijin.
—Está muerto. Hecho trozos —dijo Yinoim.
El anciano sonrió con dolor.
—¿Mi gente... mi tribu? —volvió a preguntar.
—Todos viven. Los salvamos a todos —le respondió Yinoim, con lágrimas.
El anciano volvió a sonreír aún más.
—Entonces, todo bajo el cielo está bien. Puedo morir.
—¡No por favor! ¡Puede sanar! ¡Lo llevaré con Wonthar, con los fillen! —Yinoim comenzó a llorar sin reserva.
—Todo es inútil cuando llega la hora escrita por los dioses; pero soy feliz de morir así. Con honor, con orgullo. Pude al menos, protegerte una vez...
Yinoim quiso hablar, pero el llanto le cerraba la garganta.
—No lleves mi cuerpo. Sólo te estorbará. Llévale mi collar de vida a mi hijo. Con eso, mi alma descansará en paz —continuó el anciano so-daijin cada vez más débil. Yinoim lo miraba en silencio—. Muchacho querido, de mirada tan noble, como los ojos que una vez vi, hace ya tantos años...
—So-daijin Chan… —dijo al fin Yinoim quebrando su pena.
—No llores por mí, porque viví lo suficiente... —le sonrió el anciano con sus últimas fuerzas, secando sus lágrimas con sus dedos nudosos—. Viví para verte... Yoberin...
El anciano murió, y Yinoim sostuvo en sus manos su collar de vida largo tiempo en silencio.
Avanzó con lentitud buscando una salida al castillo. La batalla lo había agotado. Sólo podía confiar en que Yenia y el resto de sus amigos estaban bien. Se detuvo a descansar sobre el piso. A sus espaldas, una sombra se movió en silencio, lánguida, oscura, como una pluma de cuervo cayendo a tierra....

En el palacio de los Elegidos, en su salón privado, el Elegido de Zevandir volvió a gemir ante los magos.
—¿¡Pero qué están diciendo!? ¿Muerte?
—Nuestro gran amigo lo demanda, Elegido —habló el mago mayor con toda calma.
—Y él ha dado mucho de sí para llevarnos a la victoria —habló el mago segundo.
—P-p-pero... ¿matarlas? —gimió el Elegido más cobarde que nunca.
—Él sólo sigue las instrucciones de Belvorum, a quién sirve —habló el mago más pequeño, que parecía un búho.
—Y siendo nuestro aliado, debemos hacer un gesto de amistad, Elegido —dijo el mago mayor—. Es lo que corresponde cuando se quiere mantener la amistad de los aliados, Elegido.
—¡Esto se está saliendo de control! —volvió a lloriquear tirándose el pelo con ambas manos—. ¡Wonthar caerá sobre nosotros! Los aliados... los reinos de la Llanura... Conocerán de nuestra, er, elección, y nos atacarán. ¡ Zevandir quedará maldita!
—Lo que debe hacerse, debe hacerse, Elegido —habló el mago segundo.
—¡Debimos pensar esto mejor! —el Elegido se llevó la mano a la frente y cabeceó como queriendo llorar.
—El agua derramada no vuelve al jarro, Elegido —volvió a hablar el mago mayor—. Ya hicimos nuestra elección. Ahora debemos llevarla hasta sus últimas consecuencias.

La puerta del calabozo se abrió. El Elegido entró, más empujado que seguido por los magos, junto a dos guardias y un verdugo.
—¿Ya volviste, carroña? —gritó Cillen— ¿Vas a pedirnos disculpas también por torturarnos?
—Ustedes no saben cuanto lamento realmente esto —gimió el Elegido.
—¡Hazlo ya de una vez, mátanos! Y dale explicaciones a los dioses, si tienes alguna —gritó Gebanel.
—No soy yo quien demanda su muerte —bajó la cabeza el Elegido, como si de verdad su explicación lo librara de su culpa—. Es él quien lo exige. El agente de Belvorum, que preparó su captura.
Una sombra inmensa cruzó la puerta y se arrimó a la luz sostenida por un guardia. Al ver su cara las niñas juntaron sorpresa y terror en un sólo grito.
—¡¡¡NOOOO!!!
—¡¡NO PUEDES SER TÚ!!
—Claro que puedo, niñas —sonó la voz más malévola dentro del calabozo—. Soy yo... Yilberum.

(continuará)

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
Alambil,la sra. de la paz
Portaestandarte
Portaestandarte


Reputacion: 3    

Edad: 31
Registrado: 16 May 2007
Ultima Visita: 04 Jul 2011
Mensajes: 1341
Ubicación: Allí donde el Pasado será y el Futuro ya pasó.


MensajePublicado: Lun Ene 26, 2009 7:45 pm    Asunto: Responder citando

Me quedé sin palabras... Shoqueado
Qué puedo decir...fue: wow.

Una muerte allá, una aparición aquí. Vaya que está buena la historia.

Bendiciones Risa tonta

_________________
Bien sabía que algo inesperado podía ocurrir; así que ni esperanza de pasar sin que sucediera alguna terrible y temeraria aventura en los inmensos picos de estas montañas con sus solitarias cumbres y valles donde ningún rey reinaba. Por fin se encontraban atravesando un desfiladero angosto a una gran altura, bordeado por el más terrible precipicio cuyo fondo desaparecía en la neblina del valle. Allí pasaron la noche arropándose con un pedazo de cobija y titiritando de frío y pavor. (The Hobbit)
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Si hay cosas buenas es porque Dios es La Bondad Absoluta. Si hay verdades es porque Dios es la Verdad Absoluta. Si hay belleza es porque Dios es la Belleza Absoluta.
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Miembro Número 010 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS
Las Cronicas de Narnia en Espanol
I know that love is unconditional, but i also know that it can be unpredictable, unexpected, uncontrollable, unbearable and strangely easy to mistake for loathing, and...i think i love you. My heart...it feels like my chest can barely contain it, like it's trying to escape because it doesn't belong to me any more. It belongs to you. And if you wanted it, i'd wish for nothing in exchange - no fits, no goods, no demonstrations of devotion, nothing but knowing you loved me too; just your heart, in exchange for mine. (Yvaine)
www.facebook.com/BrielleBennet
Volver arriba
Alambil,la sra. de la paz esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado [ Oculto ] Blog MSN Messenger
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Mie Ene 28, 2009 11:17 am    Asunto: Responder citando

Cita:
Me quedé sin palabras...
Qué puedo decir...fue: wow.


Alambil, qué te puedo decir yo, las sorpresas son así. Pero para aliviar las emociones, aquí sigo con la historia.

(continuación)

Yilberum, el guerrero más poderoso de los ter-eol, las miraba con perversa satisfacción, waruyac en mano. A su lado el Elegido se apartó por instinto de su enorme figura.
—¡Te vimos morir! —gritó Cillen.
—No den a nadie por muerto, si no ven el cadáver —rió con soberbia—. ¿No se los ocurrió pensar por qué usaron un lazo conmigo, si estaban usando espadas?
Las chicas guardaron un silencio de terror. Estaban luchando por aceptar lo que veían.
—Al menos pudieron preguntarse por qué conocía el nombre del capitán de Belvorum, si él jamás lo dijo —volvió a reír—. ¡Y encima, lo dije dos veces! ¡Amocíin! ¡Amocíin!
—¿Tú mataste a Trala y Shen? —preguntó Gebanel con nervioso temor.
—Los... empujé. Me tenían una gran confianza, como todo el resto de la misión. Jamás pensaron que mis sugerencias ayudaban a Belvorum, no a los Doce.
—¿Te uniste a la misión, para sabotearla? —Cillen pasaba del miedo a la indignación.
—Por supuesto. Gran sola y única oportunidad. ¿Quién iba a sospechar de Yilberum, el más grande guerrero ter-eol, mano derecha del jefe Cumayu y capitán de sus guerreros? ¡Tontos superficiales! Ven un rostro hermoso, y olvidan que existe un alma —sonrió con cruel desprecio a las niñas que lo miraban con una mezcla de asco y temor—. Sabía que encontraríamos a los gorns en el bosquecito, y a los guerreros de Amocíin a la bajada de la colina. Arreglé que tuviéramos que cruzar el Lago Caprichoso, cuyas aguas obedecen la voluntad de Belvorum, por si no lo sabían. Yo sí sabía que las patrullas de Amocíin nos acechaban, y esperaban MI señal para atacarnos, niñas. ¿Cree que la aparté de la flecha porque la quiero, dama Cillen? Su puntería habría matado con facilidad al arquero, al que mi waruyac dejó escapar en un teatro perfecto. Después, nadie dudó de mi decisión de separarnos en grupos pequeños, para tener más chance de sobrevivir. Yo sabía muy bien lo que nos esperaba más adelante.
—¿Lo sabías? —bramó Cillen enojadísima— ¿Sabías también de la Lanza en la colina? ¿Y de la aldea tagashi?
—Claro que sí, por supuesto, lo sabía, sí —contestó Yilberum fingiendo seguridad apresuradamente.
—¡Pero mataste soldados de Belvorum en todas las batallas! —gritó Gebanel.
—¿Y por qué no lo iba a hacer?—dijo Yilberum como si hablara de tirar diarios viejos—. Eran vidas sin importancia. Sacrificios necesarios. Mi dios no se preocupa de las vidas sin importancia.
Cillen y Gebanel abrieron los ojos, esperando oír el nombre como quien espera una puñalada.
—¡Ivhired! A quien mis padres me consagraron desde el día que nací —Yilberum sonó más terrible que nunca—. Mucho antes que yo naciera, mis padres aceptaron a Ivhired como su señor. Ellos me educaron en su palabra, y su promesa de gloria para quienes lo veneren como su único dios. Así me convertí en el guerrero más grande de mi gente, porque los siervos de Ivhired son fuertes, en un mundo de débiles. Astutos y silenciosos, en un mundo de estúpidos.
—Dirás más bien mentirosos; cínicos y cobardes —habló Gebanel.
—¿Te sientes muy poderoso apuñalando a tus amigos por la espalda? ¿Asesinando a dos chicas encadenadas? Si ése es el poder que Ivhired da a sus devotos, prefiero la debilidad —habló Cillen.
—Habla lo que quieras. De todas formas es lo último que hablarás —rugió Yilberum avanzando con su arma en alto. El Elegido volvió a gemir, trató de irse, pero los magos lo obligaron a permanecer y ver. El guerrero ter-eol se aproximaba con ojos de carnicero, las niñas lo miraron a los ojos, decididas a morir con dignidad.
—Hasta nunca otra vez, niñas... —gruñó.
—¡AYIIIIIII!
—¡¡¿QUÉ?!!
Al levantar la cabeza, buscando en el techo al autor del grito, Yilberum recibió en el mentón una violenta patada. Cayó como un saco, antes que los guardias reaccionaran, una luz dorada brilló como un cometa, cortando las cadenas como si cuerdas de paja. A los gritos del Elegido los guardias levantaron antorchas, la luz dorada venía del metal de un arma; La Lanza De Ivhir.
El Elegido vio a un muchacho salvaje, mirándolo con ojos de furia, y tembló con más miedo que nunca.
—Vámonos de aquí —dijo el mago más gordo—. Que los guardias se encarguen.
Al juzgarlo un chiquillo con suerte, loa guardias cavaron su tumba con sus propias manos. Cillen y Gebanel recogieron sus armas del calabozo y salieran a la luz, junto con Yinoim.
—¿Qué ocurrió, Yinoim? ¿Cómo? —preguntó Cillen.
—No lo sé, recuerdo el castillo del Rey De La Crueldad, luego un sopor, y luego estar aquí, en este calabozo... oyendo todo lo que dijo Yilberum —Yinoim apretó su puño con ira.
—¡Hablen de eso después! —gritó Gebanel— ¡El Elegido se nos va! ¡Corramos!
—¡Pero es mío!—dijo Cillen— ¡Mi espada tiene hambre de su sangre!
—¡No seas! ¡Nos traicionó a las dos, yo también tengo derecho a su cabeza! —alegó Gebanel.
—Pónganse de acuerdo, o se les escapará a las dos —dijo Yinoim relajando su humor.
—¡¡YINOIM!!
Pero la ira volvió a él cuando oyó a su espalda la voz que ahora más que nunca tenía motivos para odiar.
Yilberum había despertado, con su waruyac en mano y su orgullo herido.
—Disfruta la última patada que me das, cachorro humano, huérfano recogido... —esas palabras sonaban a locura en la boca de un ter-eol, pues en su lengua no existía la palabra "adoptado".
—No me agradabas, pero jamás imaginé tu traición —habló Yinoim—. Ni la lengua de derz tiene palabras para nombrarte, eres lo más bajo que existe. Vivir una vida entera de mentira. Engañaste a la tribu, mi abuelo te admiraba...
—Viejo tonto. Montón de necios. ¡Cómo me reía viéndolos caer rendidos de admiración ante mi belleza y mis palabras heroicas!
—...Y a mi madre, ¡a mi madre le dijiste que la amabas! —Yinoim estaba rojo de furia.
—¿Y por qué no? De las palabras se enamoran las mujeres; dices palabras sacadas de poemas de amor, y te entregan su corazón con sus propias manos —Yilberum derramaba desprecio—. ¿Cómo no iba a ser conveniente enamorar a la hija del jefe? Ser su esposo y heredero, y educar al heredero en la enseñanza de Ivhired —Yinoim rechinó sus dientes—. Y si el heredero no se sometía, entonces hacerlo desaparecer...
Indignado hasta lo más hondo de su alma, Yinoim avanzó hacia Yilberum con la Lanza en alto. Cillen lo frenó con suavidad.
—No te enfurezcas —lo acarició—, él no vale eso. Lo mataremos los dos —desenvainó su espada.
—Los tres —dijo Gebanel levantando su dirza.
—No. Yo lo haré. Ustedes vayan por el Elegido —Yinoim estaba en fría ira.
—Cuanta confianza... salir vivo de tantos problemas en verdad se te ha subido a la cabeza... jovencito
—Yilberum continuaba despreciando.
—Después del Rey De La Crueldad, tú no puedes ser peor —respondió Yinoim—. Él yace muerto en su castillo.
—Mentiras —Yilberum se puso frío.
—Entonces ven a recibir el pago de tu traición, y ve si es premio o castigo.
—Lo que siempre quise, príncipe salvaje. ¡Callarte para siempre!
Giró la waruyac como una hélice, la Lanza la detuvo como un muro.
La última batalla del camino comenzaba.

(continuará)

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
FireHeart
Militante
Militante


Reputacion: 11    

Edad: 123
Registrado: 05 Abr 2008
Ultima Visita: 01 Jun 2011
Mensajes: 518
Ubicación: Here and back


MensajePublicado: Mie Ene 28, 2009 2:01 pm    Asunto: Responder citando

Solo puedo decir: SUGOI O_O

Ahora la Lanza tiene poderes de teletransportación >_> les va a servir para volver más rapido con Wonthar Muy Feliz

Muy buenos capitulos Niles, Roku o Yinoim Lengua

_________________
Si quieres entrar en el clan de los Yermos del Norte, envíale un PM a FireHeart o Morgana
Miembro Número 001 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS.

Casi todo lo que se logra con facilidad, es falso. Pero lo más valioso es gratuito.

Las Cronicas de Narnia en EspanolLas Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
FireHeart esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado   Blog
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Jue Ene 29, 2009 11:33 am    Asunto: Responder citando

sugoi.... ¿qué cosa?

Que buena, FireHeart, notaste el detalle de la teletransportación. ¿Fue la Lanza? Pronto lo sabremos.

Te seré bien honesto: queda poco libro ya. Apenas esta entrega y la siguiente, y se acabó. Así que cualquier duda que tengan, háganmela ya, que luego no sabrán de mí en largo tiempo.

(continuación)

Yilberum buscaba con furia la cabeza de Yinoim, giraba su arma, la detenía, golpeaba a un lado, al otro. No descansaba un instante. Yinoim, que había crecido desde su batalla contra el Rey De La Crueldad, lo esperaba en paz anticipando sus golpes. La waruyac buscó sus pies, Yinoim saltó hacia la espalda de Yilberum, él lanzó su arma hacia atrás, pero Yinoim volvió a saltar.
—Peleas como yo esperaba —dijo Yilberum—, como un pajarito tratando de evitar que se lo coman.
—El Rey De La Crueldad dijo lo mismo —le contestó Yinoim.
"Y por hacerle caso, casi morí. Y el so-daijin se sacrificó para salvarme". Pensó con una breve gota de lágrima en sus ojos.
Pero había crecido. Las burlas de su enemigo no lo arrastrarían hacia su terreno, pues sabía que estaban calculadas para lograr un control sobre él. "No hay peor enemigo que el que impone sus reglas". Creyó oír otra vez. Pero ahora entendía el significado.
Dependía de su agilidad para tener a Yilberum a raya; un gigante de casi tres metros, corpulento entre su propia raza. Capaz de saltar y usar su cola como un arma brutal.
Pero Yinoim tenía una ventaja que ningún otro humano: creció como un ter-eol.
—¿Vas a decidirte a pelear de una vez? —lo desafió Yilberum, waruyac en mano.
—Ayuc.
La Lanza golpeó por encima en un ataque relámpago. Los buenos reflejos de Yilberum pararon el golpe. Otro golpe buscó sus pies. Yilberum lo volvió a bloquear.
—Soy maestro de bloqueo, niño insolente —gruñó.
Yinoim sabía eso. Y sabía lo que hacía. Dio otro golpe en curva hacia arriba con la Lanza, Yilberum lo paró una vez más, y siguiendo la misma dirección de la curva, volvió a golpear buscando el estómago. Yilberum bloqueó otra vez, y a partir de ese instante Yinoim fue una máquina de golpes circulares arriba-abajo-arriba-abajo-arriba, Yilberum empezó a perder terreno, agotado en parar los veloces ataques de Yinoim. Usando su velocidad, su ventaja, Yinoim lo comenzaba a arrinconar.
Gruñendo, cansado de bloquear, consiente de que por agotamiento terminaría por fallar, Yilberum decidió usar SU ventaja: su tamaño. Dando un rugido, cargó encima de Yinoim.
Pero cargó sobre el aire. Ágil como un mono, Yinoim saltó fuera de su alcance, rebotó en el muro, y al todo o nada pateó con toda su fuerza la cabeza de Yilberum.
El ter-eol cayó al suelo, momentáneamente aturdido. Yinoim cargó sobre él con la Lanza lista para el golpe final, pero tuvo que huir de un violento golpe a ciegas que lanzó con su waruyac.
Yilberum luchaba por recuperarse dando golpes de waruyac a donde cayera; como su arma era larga, sus golpes eran un verdadero muro para quien se tratara de acercar. Uno de esos golpes cortó una campanilla de bronce que adornaba el pasillo, que cayó rodando ¡biiing biiing biiing! hasta que se detuvo.
Yilberum recuperó sus sentidos. Miró a Yinoim con más odio que nunca.
—Te dije que disfrutaras de la última patada que me dabas —rugió.
—¿Quién puede decir cual será la última? —rió Yinoim.
—Muere de una vez, ¡muere!
Yilberum estaba al borde de la locura. Esta vez fue él quien inició un ataque de acoso arriba-abajo; Yinoim usó la Lanza como escudo, y respondiendo acoso con acoso, atacó también con golpes rápidos. Las armas chocaban sin resultado claro.
—¡Ríndete! Te perdonaré la vida y dejaré marchar de Zevandir con tus mujercitas. Soy más fuerte y resistiré más que tú —dijo Yilberum.
—¿Cuantas mentiras más antes de la última? —lo despreció Yinoim.
En respuesta, Yilberum cargó como toro sobre él. La waruyac buscó su pecho, pero atravesó un pilar. Aprovechando los valiosos segundos, Yinoim se deslizó bajo él y pateó su vientre con violencia, antes de huir de su coletazo brutal.
—¿Cuantas patadas más, antes de la última? —rió con franca sonrisa.
Yilberum lo atrapó con su cola y lo arrojó sobre su cabeza, poniéndolo frente a él y contra el muro. Yinoim, temeroso de morir, lanzó un golpe de Lanza hacia adelante. Los reflejos guerreros de Yilberum llevaron la waruyac al punto del impacto. Pero el poder de la Lanza cortó la waruyac en dos.
Yinoim aprovechó el desconcierto de Yilberum para moverse a mejor espacio, pero el desconcierto fue breve. Tras mirar su arma favorita cortada en dos por el mango, volvió a gruñir, tomó cada mitad en una mano, y usándolas como espadas gemelas redobló el ataque.
Entonces Yinoim se dio cuenta de que había multiplicado sus problemas.
Cillen y Gebanel eran ágiles. Pronto compensaron la distancia que les llevaba el Elegido, enredado con sus túnicas y su cobardía. Aunque tuvo tiempo de cerrar la puerta de su salón privado, de nada le sirvió. Las muchachas la derribaron de un par de violentas patadas y entraron espada y dirza en mano.
—Traicionaste a Wonthar y a los reinos —dijo Cillen—, ¿pretendes darnos otra explicación más? ¿También lamentas eso?
Con su mano alzada como para detener, pero temblando sin control mientras lloriqueaba, el Elegido retrocedía hacia una ventana.
—¡Déjenme! ¡Déjenme ir! ¡No quiero enfrentar la ira de Wonthar! ¡No se me acerquen! ¡Déjenme!
—O te matamos aquí, o te llevamos en un saco al reino de los dragones, a decirles que te vendiste al enemigo —dijo Gebanel.
—¡Nnno dejaré que me lleven! ¡N-n-no, noooo! —dando el más triste espectáculo, el cobarde Elegido pisó su túnica con el talón de sus nervios y tropezó golpeándose la nuca con la ventana. Entonces, hizo lo último esperado de un miserable como él. Sacó un frasquito de entre sus túnicas y lo arrojó al suelo con fuerza.
El frasco estalló como una bomba lanzando a las chicas lejos con la fuerza de la explosión, mientras llenaba la habitación en segundos de una densa nube amarilla. Pero la misma explosión que arrojó a las niñas lo arrojó a él también a través de la ventana, quebrando los vidrios. El Elegido de Zevandir cayó como una piedra los cinco pisos que lo separaban del suelo.
Con una mitad de su waruyac en cada mano, Yilberum atacó a Yinoim. Esta vez tenía que preocuparse de dos hojas que buscaban su piel, bailando como aspas frente a sus ojos.
—Muchas gracias por cortar mi arma favorita —rió Yilberum, mitad en serio, mitad no—. Ahora tengo dos en vez de una.
No importa cuan ágil fuera Yinoim, ahora Yilberum tenía la ventaja. Dos espadas cayendo como lluvia lo obligaron a defenderse sin pensar siquiera en atacar. Sólo le quedaba bloquear, bloquear y retroceder, retroceder.... o saltar. Saltó como un gato aprovechando un pilar, rebotó y cayó a espaldas de Yilberum, pero el ter-eol era guerrero experto, anticipó su movimiento y atacó. Yinoim tuvo que elegir entre salvar su cabeza de una espada, su pecho de la otra, o sus pies de un golpe de cola. Sacrificó sus pies. El coletazo de Yilberum lo hizo caer sentado, sobre algo que le provocó dolor. Aunque salvó su vida, igual se ganó un tajo en el pecho que le ardió.
Aún luchando por pararse, vio venir a Yilberum con sus espadas al frente como cuernos de toro a la carga.
—Se acabó, niño. Por Ivhired, por Belvorum, por mis padres... se acabó —rugió.
Con los ojos fijos en las espadas, Yinoim apretó su puño, juntando fuerzas para un desesperado ataque final...
—¡TOMA!
Pero apenas vio el brazo de Yinoim arrojar la Lanza, los reflejos guerreros de Yilberum cruzaron sus espadas frente a su cabeza. El brillo dorado buscó el medio de sus ojos, pero encontró el acero y sonó ¡biiing! antes de caer al suelo haciendo ¡biiing biiing biiing!
Pues Yinoim había lanzado la campanilla de bronce, sobre la que cayó sentado. Mientras las espadas de Yilberum se cruzaban frente a la campanilla inofensiva, la Lanza buscó su pecho desnudo, lo encontró, y se clavó en él como una flecha.
—¡¡¡AAAARRRrrrrr!!! —rugió Yilberum, herido de muerte, vencido, terminado. Se estremeció como un árbol herido por el hacha, y asimismo cayó, derribado por el peso de su orgullo. Se estremeció brevemente, y uniendo ira y odio dijo como última palabra antes de morir— ...Ivhired....
Yinoim lo vio morir sin poder evitar que años de recuerdos se cruzaran por su mente. Pero la vida lo reclamaba, recordó a Cillen y Gebanel. Extendió su mano, la Lanza voló hacia él, y corrió por los pasillos en busca de sus amigas.
Al llegar el humo amarillo ya se había disuelto. Cillen y Gebanel yacían en el suelo. ¿Muertas?
—¡Cillen! ¡Gebanel! —gritó, y el dolor en el corazón superó a la herida del pecho.
Ambas respiraban aún, pero muy levemente. Su piel estaba pálida y sus labios, morados.
—Veneno —susurró. No le preocupaba ni la ventana rota ni el alboroto que empezaba a formarse en el patio.
No era mago, ni doctor, ni sabía cuanta vida las daría el veneno antes de matarlas. ¿Cómo las podría ayudar? La angustia comenzó a apoderarse de su ser.
Oyó un leve ruido de pasos en el pasillo y reaccionó como una fiera. El mago más pequeño, que parecía un búho, trataba de escapar en silencio. Al parecer los magos mayores lo habían abandonado al huir.
Yinoim lo atrapó como a un ratón y lo estrelló contra al muro con calculada violencia, poniéndolo frente a sus ojos.
—¡Responde con tu vida! —gritó furioso— ¡Sálvalas o muere! ¡Anula el veneno!
—¡No puedo! —Juró el mago pequeño con espanto—. Ese veneno no tiene medicina. Fue creado por los magos para morir antes de rendirse. Mi magia no puede remediarlo.....
—¡Debe haber algo! ¡Tiene que haber algo!
El mago bajó los ojos.
—Sólo... si tuviéramos el Árbol De La Vida Infinita —gimió—. Pero, se lo entregamos al capitán Albiwar.
—Y yo... ¡Y yo se lo di a Yenia, para que lo llevara al reino de los dragones! —gritó Yinoim.
Las niñas parecían estatuas. La vida se escapaba de ambas. Recordó cuan hermosas eran cuando el calor de la vida brotaba en abundancia de sus rostros rosados, cuando sus manos eran cálidas y no, como ahora, frías como nieve.
—¡Noooo! ¡NOOOO! ¡¡¡NO!!!
No podía aceptar que murieran. Su ser se rebeló. ¿De qué servía luchar y ganar reliquias de poder, si lo más importante de todo se perdía? Corrió hacia la ventana, buscando aire, buscando luz, esperanza....
Era un día hermoso. La vida abundaba. Recordó a Ivhir, su ahora padre, a quién encontró en medio de la más profunda oscuridad, y en el silencio de su corazón lo invocó.
—Papá, si sólo esta vez pudieras oírme... si sólo esta vez me escucharas...
Y mientras su corazón se llenaba de un dulce calor, un brillo inoportuno le dio en los ojos. Al buscar su origen, vio sobre la mesa del Elegido algo que brillaba, con brillos de belleza sublime.
Corrió hacia el brillo. Era una maceta pequeñita, apenas un vaso. En ella habían ramas de cristal purísimo. Era un retoño del Árbol De La Vida Infinita.
Casi sin aliento, conteniendo la respiración como si un soplido demasiado fuerte pudiera quebrarlo, llevó al pequeño árbol hacia donde estaban Cillen y Gebanel. El mago, que las atendía con una inesperada bondad, le dijo apenas lo vio llegar:
—Quiebra el tallo con cuidado, y vierte un poco del agua en sus labios. Eso debería bastar.
Así lo hizo con un cuidado infinito. Ya no era la magia mortal la que actuaba, sino un poder que venía de los dioses mismos. La luz del cristal brilló en ellas, brillante como un sol; recuperaron el calor, la salud, en un tiempo tan breve que Yinoim no alcanzó a emocionarse cuando ambas ya tenían los ojos abiertos, después de toser, y parpadear como si despertaran de un largo sueño.
—¿Yinoim? ¿Que pasó? ¿Y el Elegido?
Yinoim les contestó con un abrazo que las levantó a ambas del suelo, mientras lágrimas de gratitud le brotaban sin reserva, sin comprender, o comprendiendo mucho, las niñas le respondieron el abrazo,
En ese mismo momento, abajo en el patio, las puertas del palacio cayeron derribadas por Trala. Wornal, Ken, Kushag y Zepiver entraron reclamando la cabeza del Elegido, pero el pobre cobarde era sólo un pobre despojo al que nadie había movido aún del lugar donde había caído. Pronto hubo un reencuentro, y la emoción imposible de poner en palabras, de ver vivos a los amados dados por muertos.
La misión había sido cumplida con éxito, y los ahora Diez, cuando se reencontraron con Yenia y Shen en el reino de los dragones, pudieron finalmente celebrar.

(Finaliza la próxima entrega)

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
FireHeart
Militante
Militante


Reputacion: 11    

Edad: 123
Registrado: 05 Abr 2008
Ultima Visita: 01 Jun 2011
Mensajes: 518
Ubicación: Here and back


MensajePublicado: Jue Ene 29, 2009 12:12 pm    Asunto: Responder citando

Sugoi=Amazing!=INCREIBLE lol

Yo tengo unas dudas...
* Qué edad tienen los muchachos ahora? X_x
* Es Wonthar tan poderoso?
* Finalmente (y supongo que en el próximo libro será), se revelará la verdadera identidad de Yinoim (osea, a él mismo)?
* Lucharán dragones contra demonios, dioses contra dioses y seres mortales contra seres mortales?
* Volverá la paz a la Llanura?
* Por qué te ausentas?
* Cuanto tiempo vas a tardar para postear el próximo libro?
* Se revelará que Ivhir es el padre adoptivo de Yinoim (Yoberin?)?
* Mmm... nada, que tengo sueño.

Solo eso ^^

Gracias por el libro Niles, probablemente haga alguna impresión... quién sabe.
Bendiciones!!

_________________
Si quieres entrar en el clan de los Yermos del Norte, envíale un PM a FireHeart o Morgana
Miembro Número 001 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS.

Casi todo lo que se logra con facilidad, es falso. Pero lo más valioso es gratuito.

Las Cronicas de Narnia en EspanolLas Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
FireHeart esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado   Blog
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Jue Ene 29, 2009 8:48 pm    Asunto: Responder citando

Gracias por las preguntas, FireHeart. Intentaré responder lo mejor que pueda.

* Siguen teniendo quince años. ¿Sabes? la experiencia de mis antecesores (léase Tolkien, Lewis, Lucas & Harry Potter) me dice que no es bueno que la historia se alargue en excesivos años. Aunque aquí pasen años hasta terminar la saga completa, en tiempo de ellos no pasará más de un año entre el primer y el último libro.

* Wonthar es un maestro que ha vivido miles de años, y ha enseñado los Doce Caminos desde mucho antes del levantamiento de Yilgendar. En mi mundo los dragones son seres mucho más evolucionados que los humanos, los dragones comunes digo ¡Así que imagínate un dragón que ha sido maestro por siglos! No sólo es grande en conocimientos, sino que su poder desafía a los más altos del lado de Belvorum.

* Yinoim conocerá la verdad de a poco, pero antes del último libro es bien difícil que lo sepa todo.

* ¡¡¡¡¡SIIIIII!!!! Te prometo que el último libro de la saga será una épica que sacudirá los nueve cielos.

* Sí. En este género el bien debe triunfar sí o sí. La sorpresa es el cómo, el cuando y a qué precio. Para escribir tonteras están las novelas de vanguardia.

*¿Por qué? Bueno, lamentablemente soy un adulto, y eso significa que debo trabajar para vivir, y eso me consume el tiempo. Todo empezó aquí con un fic y termina con una obra propia, pero entretanto la vida debe ser trabajada. Y el tiempo libre le pertenece a la obra propia.

*Eso es difícil de decir. Después de una experiencia adversa tengo una regla inflexible: no postear obras a medias. Sólo cuando tenga algo terminado lo ofreceré en capítulos.

* Mira, el decirlo en sí no tiene nada de tremendo. La razón por la que Yinoim calla es por una gran virtud suya: la sencillez. Muy poca gente se encontraría con un dios y seguiría siendo tan sencillo como antes. La mayoría se volvería loca o pretendería ser superior al resto, pero Yinoim lo acepta y tan natural como siempre. El nombre "Yoberin" es parte de una sorpresa que iremos sabiendo en los libros siguientes, si bien las pistas ya lo dejan claro.

Bueno, espero haber contestado, igual bendiciones.

Rey Niles.

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
reyNiles
Novato


Reputacion: 1    


Registrado: 03 Sep 2007
Ultima Visita: 12 Mar 2015
Mensajes: 205
Ubicación: en una galaxia muy, muy cercana


MensajePublicado: Vie Ene 30, 2009 11:00 am    Asunto: Responder citando

Y bien, ya estando en estas, sólo resta decir gracias por su interés, y será hasta quién sabe cuando. Hoy termina el primer libro, Yinoim y yo nos vamos a un merecido descanso.

(continuación)

Al enterarse de la traición del Elegido y los magos, el pueblo de Zevandir se sublevó. Los guerreros enmascarados pidieron permiso al maestro Wonthar, para crear un gobierno de emergencia sin damakru. El maestro Wonthar les respondió que las naciones tenían los gobiernos que merecían.
Pero la traición que causó la herida más profunda fue la de Yilberum, a quién todos los ter-eol admiraban como el más grande de sus guerreros. Su cuerpo fue arrojado a un pantano, y el árbol bajo el cual estaban sepultados sus padres fue marcado con el Hacha De La Infamia. Pero si grande fue la vergüenza, mucho más grande fue el orgullo que trajeron a su pueblo Yinoim y Yenia. La historia de cómo encontró la Lanza, exterminó a la Bestia Sin Nombre, castigó al Rey De La Crueldad y rescató el Árbol De La Vida Infinita, corrió de boca en boca, y cada pueblo la contó a su manera. Así, al regresar a la aldea ter-eol, Yinoim se encontró con la más ruidosa bienvenida de héroe jamás oída, desde los tiempos antiguos de los héroes legendarios.

Trala se consoló pronto de no poder hacerse prendas íntimas con la piel de Yilberum. Caneya, la madre de Yinoim, le ofreció como obsequio hacerle un traje con la piel que más quisiera, siempre que no fuera la piel de un ter-eol. Caruyac, el padre de Yenia, le ofreció armas y adornos de metal de su herrería. Gebanel le ofreció cazar ella misma las pieles, y Cillen le regaló adornos de oro y joyas por ser la más noble y leal de todas las guerreras.
Como Gebanel y Cillen no dejaban de contar cómo Yinoim las rescató de la muerte, Yenia les recordó amablemente cómo ella fue la única que fue tras Yinoim hasta la fortaleza del Rey De La Crueldad. Cuando la pasión amenazó con crecer de fogata a incendio, Trala reunió a las tres chicas y les advirtió, amablemente, que ninguna tocaría a “su” Yinoim si ella, Trala, no la juzgaba digna. Tragando saliva, las chicas prometieron dar todo de sí mismas para ser dignas de su aprobación.

Los Diez fueron convocados al palacio de los dragones, y allí, el maestro Wonthar dio a cada uno el elogio que merecía por su valor a lo largo del camino. A Kushag, la alegría; a Shen, la prudencia. A Trala, el valor que no teme a la ternura. A Gebanel, el valor que se sobrepone al dolor. A Yenia, la fidelidad; a Cillen, el valor de arriesgarlo todo.
A Wornal y Ken elogió el empezar a entenderse, pues de la comprensión nace la sabiduría.
—Todos actuaron bien. Todos lucharon sus batallas, dieron una parte de sus almas, y encontraron otra. Mi deseo es que en los días por venir, todo lo que han logrado en esta jornada crezca y se multiplique, pues oscuros son los días por venir, y hasta la más débil chispa de luz, de la más pequeña criatura, puede cambiarlo todo en esperanza —habló. Luego se dirigió a Yinoim, a quien intencionalmente no había nombrado.
—No te diré más alabanzas de las que ya has oído, Hermano De La Lanza, vencedor de reyes y bestias sin nombre. Sólo seré una voz de prudencia en medio de tantos halagos, espero que estés consiente de lo afortunado que fuiste en medio de tanto peligro, y que mis enseñanzas tuvieron mucho que ver con que hayas salido bien librado de todas tus peleas. ¿Vas a volver por tu propia voluntad, o tendré que salir a buscarte otra vez?
—Volveré por mi propia voluntad —respondió Yinoim—, y le haré caso en todo.
Algo parecido a una lágrima pareció brillar en los ojos del anciano y severo dragón, pero por supuesto, sólo fue el inoportuno humo de una antorcha.
Sólo quedaba Zepiver, perdido como una hoja separada del árbol, sin maestro y sin nación, ahora que Zevandir era un caos.
—Acércate, joven de Zevandir —habló el maestro S'torio, siempre junto a Wonthar.
—Tienes el valor que decide, que confía, y es fiel —habló Wonthar—. Y otras cosas que no te diré por ahora, pero que serán esenciales en los días por venir. Así que cuando llame a Yinoim, tú vienes con él.
—¿Qué? ¿Qué ha dicho, maestro Wonthar? —contestó Zepiver, con los ojos abiertos y una tentación de sonrisa.
—Que vas a ser mi discípulo —habló Wonthar, y luego agregó con ironía—. ¡A menos que te guste mucho ser el compañero fiel de otro enmascarado!
—¿Qué dice? ¿Yo discípulo de Wonthar? ¡Claro que quiero! ¡Claro que sí!

Cumpliendo la promesa que le hizo al so-daijin Chan, Yinoim le entregó a Ken su collar de vida. El collar fue llevado a la tribu gobernada por Ken, donde fue colocado en una figura de paja, en el lugar del corazón, para celebrar el funeral de su espíritu. La figura ardió en lo alto de una torre de madera, alrededor de la cual Ken y sus guerreros lanzaron el grito de guerra de los tagashi en señal de respeto y despedida al amado so-daijin. Con esto su alma descansó en paz.
Mientras la voz de los guerreros retumbaba en el viento, Yinoim los miraba en silencio, con el corazón lleno de confusos sentimientos. Los vivos y los muertos del camino ocupaban su pensamiento. La traición, la crueldad, la muerte habían entrado en su vida. Nunca volverían a irse. Pensó en Yilberum, el mejor guerrero de la tribu; y en Vandir, el héroe más grande de Zevandir. Ambos llegaron a tener nombres más grandes que ellos mismos, nombres que detrás de su fuerte sonido escondían sus miserias, sus debilidades sin nombre.
Suspiró al viento con pesar.

En el reino de Belvorum no había nada que celebrar. Más que la muerte del Rey De La Crueldad, enfureció a la Emperatriz-Sacerdotisa la pérdida de un espía y agente tan poderoso y tan sabiamente infiltrado como Yilberum. Durante muchos días se preguntó qué magia hizo que el muchacho rubio, que estaba en el castillo, apareciera de pronto en el calabozo de Zevandir. La Princesa Virgen evitaba su mirada, sonreía con malicia, y pensando en el muchacho rubio era feliz.

La Feria De Todas Las Tribus se volvió a celebrar, y fue más alegre que antes de la tormenta. Hubo fiestas, y cantos, en honor a los héroes que viajaron a Zevandir, y hasta el maestro Wonthar honró la feria con su presencia.
Pero Yinoim estaba ausente de la alegría general, y todas las alabanzas que le llovían sólo lograban entristecer su ánimo. En mitad de la fiesta organizada por los padres de Cillen, el maestro S'torio lo sorprendió mirando el aire.
—¿No hay alegría en tu corazón, joven héroe? —sonrió.
—Usted lo sabe todo, maestro, sabe que no —le respondió.
—¡Saberlo todo! —rió con calor el viejo maestro— ¿Quién puede saberlo todo, sino Quien Lo Hizo Todo? Ni siquiera los dioses, que hicieron nuestro mundo de la noche oscura, pueden saberlo todo. Pero sé que tu corazón sufre por razones verdaderas, aunque a todos les parezca que no hay nada por qué sufrir.
—¿Entonces usted sabe lo que me ocurre, maestro? —dijo Yinoim.
—Muchacho querido. Tienes ahora un maestro más grande que yo y Wonthar. No lo desperdicies y búscalo.
Yinoim comprendió, y salió de la fiesta en busca de una colina silenciosa, donde la ruidosa fiesta fuera sólo una luz en la lejanía.
Ivhir apareció ante él más luminoso y cálido que antes. Su presencia de amor volvió a traer paz al corazón de Yinoim.
—¿Qué te aflige, hijo? —preguntó.
Sin responder de inmediato, Yinoim volvió a mirar la feria en la lejanía.
—Todos celebran la gloriosa victoria. Beben y ríen, bailan y cantan en honor de los gloriosos héroes. Pero a mí no me parece que haya algo que celebrar.
—¿Te parece mal celebrar un tiempo de alegría? —volvió a preguntar el luminoso dios, revelando en su sonrisa ya saber por donde andaba el alma de Yinoim.
—¿Realmente ganamos? —Yinoim se abrió al fin—. Unos mueren y otros nos traicionan, pero aun el que sobrevive encuentra un día a la muerte. Los muertos van a la tierra y al olvido, los vivos a las fiestas y los cantos, pero el día de mañana trae siempre nuevas amenazas. El Árbol está a salvo, pero lejos en el norte, un reino cruel afila espadas. Lo que tanto temí cuando niño, finalmente ocurre.
—Puede que eso te libre del temor —dijo Ivhir con sereno calor.
—Muchos mueren para que otros vivan, pero hasta el mejor de los vivos le hace mal a su semejante. Llamamos a Belvorum el reino del mal, pero entre nosotros el mal prospera igual. Roba el pequeño y abusa el poderoso, miente el sacerdote, promete el rey y no cumple, y hasta quienes más se aman se hacen daño. ¿Vale la pena luchar y morir, pasar tantas penas y trabajos, para que al fin todo sea tan injusto como al principio?
Ivhir sonrió.
—Cuando caminas por la noche oscura, te parece que el día nunca va a llegar. Te hablan de calor, y tú sólo ves frío. Te hablan de luz, y tú sólo ves tinieblas. La luz del día te parece una fantasía en el corazón de los bienintencionados, un sueño bonito, pero falso, ya que todo a tu alrededor es frío y tinieblas. Pero el día llega, como llega el verano y el invierno, como llegan las estrellas a la hora que está escrita en los cielos. ¿Quién puede impedir su llegada? ¿Quién puede detenerlas? Todo lo que está hecho de Luz brillará al llegar su día. Ustedes son criaturas de Luz. Nada impedirá que amanezcan.
—¿No te arrepientes de habernos creado, con todo el mal que podemos hacer?
—Cuando les di la vida, conocía todas las consecuencias. Sabía todos los errores que cometerían. Pero no, no me arrepiento de haberlos creado. Hasta la peor de sus faltas está contada. Ni el peor de sus crímenes hará que deje de amarlos, todos son mis criaturas y hacia la luz caminan.
—Pero gente como Yilberum, y el rey de la crueldad...
—Ellos hicieron sus elecciones. Tomaron un camino, y ese camino tenía un final inevitable. Injusto sería el Universo si pudieras sembrar odio y cosechar Amor. Igual pasó con Vandir, que tenía luz en su corazón, pero cubierta con una gran vanidad. Si ese fuera el final de sus existencias, habría razones de sobra para lamentarse, lo mismo que aquellos que con generosidad dieron sus vidas por Algo Mayor.
—¿Como el so-daijin ?
—Como el so-daijin , y como todos a quienes amamos. Todo lo que vive, nunca deja de vivir. Muchos hogares hay en el Universo, y la vida mortal es sólo una. La muerte, como ese monstruo atroz que ustedes imaginan, no existe. Las muchas vidas mortales son un camino para probarlos, para enseñarles, para que comprendan que todo lo que existe fue hecho por amor, porque fue la mano del Amor la que escribió absolutamente todo.
Ivhir se acercó a acariciar la cabeza de Yinoim con amor.
—Todo tiene un propósito. Todo tiene una razón de ser. Incluso el llanto sin sentido de un niño, puede salvar a muchos de un destino terrible.
Yinoim miró hacia el firmamento, y el firmamento se reflejó en sus ojos, y recordó aquellos días lejanos en que el capricho de un niño consentido cambió sin querer los destinos de sus seres amados.
—Pero tú sabías de la traición de Yilberum, y ese día en la cueva...
—¡Ah, vamos! —Ivhir rió—. Si te hubiera dicho: “Yilberum es un traidor. Sirve a Ivhired desde su niñez”. Hubieran pasado una de dos cosas. O te habrías resistido a creer, porque Yilberum era tu héroe. Sí, no te agradaba, te enfurecía cuando te sermoneaba, pero era tu héroe. Ambos sentimientos estaban en ti y chocaban terriblemente. O bien me crees y cometes entonces una imprudencia que sí hace fracasar la misión. Yilberum se reveló a su tiempo. Cuando más seguro creyó estar de haber
vencido, y matado a todos los que le estorbaban, proclamó su traición a los ocho rincones del mundo, y la derrota cayó sobre él. Eso les ocurre a los que toman el Camino Decimotercero: cuando más seguros se sienten de vencer, más cerca están de la derrota.
Ivhir hizo una pausa antes de hablar por última vez.
—La noche oscura ha comenzado, hijo. Suceda lo que suceda, nunca tengas miedo, porque siempre estoy contigo.
—¿Siempre, papá?
—Siempre.


—¿Yinoim? ¡YINOIIIIM!
Yenia corría por la colina, preocupada por su larga ausencia.
—¿Yinoim? ¿Con quién hablabas?
Por respuesta, Yinoim la acarició.
—No puedo decírtelo ahora, Yenia. Te lo diré en su momento, cuando llegue el tiempo a su edad.
—No hables como maestro —dijo Yenia—, me asustas.
—No tengas miedo, Yenia. Nunca tengas miedo —sonrió Yinoim.
Pues bien sabía que de esa fe dependería todo, en los oscuros días por venir. La abrazó con todo el calor de su juventud, y ella le respondió. Él le dio su corazón, y ella le dio el suyo. Juntos enfrentaron a la Noche Oscura.

Pues la Noche Oscura apenas comenzaba. Largos serían los días por venir.


FIN DEL LIBRO PRIMERO

_________________
"La primera gran virtud del hombre fue la duda, y el primer gran defecto, la fe"

"—Las palabras no devuelven a los seres amados que perdemos —murmuró Yinoim—. ¡¡¡Así que guárdate las palabras!!!"

El retorno de la reina dulce
La Travesía Del Capitán Scott
La Llamada De Los Dioses

Las Cronicas de Narnia en Espanol
Volver arriba
reyNiles esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado  
Alambil,la sra. de la paz
Portaestandarte
Portaestandarte


Reputacion: 3    

Edad: 31
Registrado: 16 May 2007
Ultima Visita: 04 Jul 2011
Mensajes: 1341
Ubicación: Allí donde el Pasado será y el Futuro ya pasó.


MensajePublicado: Vie Ene 30, 2009 10:14 pm    Asunto: Responder citando

Llegué al final del libro...
Muy buen libro, que buen: excelente libro!!!!

Esperemos que nos depara el siguiente.

Le Magnific (así se escribe...no soy muy buena en frances, confundo todo)

Bendiciones Niles Risa tonta

_________________
Bien sabía que algo inesperado podía ocurrir; así que ni esperanza de pasar sin que sucediera alguna terrible y temeraria aventura en los inmensos picos de estas montañas con sus solitarias cumbres y valles donde ningún rey reinaba. Por fin se encontraban atravesando un desfiladero angosto a una gran altura, bordeado por el más terrible precipicio cuyo fondo desaparecía en la neblina del valle. Allí pasaron la noche arropándose con un pedazo de cobija y titiritando de frío y pavor. (The Hobbit)
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Si hay cosas buenas es porque Dios es La Bondad Absoluta. Si hay verdades es porque Dios es la Verdad Absoluta. Si hay belleza es porque Dios es la Belleza Absoluta.
Las Cronicas de Narnia en Espanol
Miembro Número 010 del Comité Contra las Faltas Voluntarias y el lenguaje SMS
Las Cronicas de Narnia en Espanol
I know that love is unconditional, but i also know that it can be unpredictable, unexpected, uncontrollable, unbearable and strangely easy to mistake for loathing, and...i think i love you. My heart...it feels like my chest can barely contain it, like it's trying to escape because it doesn't belong to me any more. It belongs to you. And if you wanted it, i'd wish for nothing in exchange - no fits, no goods, no demonstrations of devotion, nothing but knowing you loved me too; just your heart, in exchange for mine. (Yvaine)
www.facebook.com/BrielleBennet
Volver arriba
Alambil,la sra. de la paz esta desconectado Ver perfil de usuario Enviar mensaje privado [ Oculto ] Blog MSN Messenger
Mostrar mensajes de anteriores:   
Este foro está cerrado y no podés publicar, responder o editar temas   Este tema está cerrado y no podés editar mensajes o responder       Foros de discusión -> La Barra de la Taberna Todas las horas son GMT - 3.5 Horas
Ir a página Anterior  1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9  Siguiente
Página 8 de 9


BBCode Url de este topic:
Cambiar a:  
Podés publicar nuevos temas en este foro
No podés responder a temas en este foro
No podés editar tus mensajes en este foro
No podés borrar tus mensajes en este foro
No podés votar en encuestas en este foro


Powered by phpBB © 2001, 2005 phpBB Group